El ingenio de Luna



Alexis era un niño muy inteligente, pero tenía un pequeño problema: necesitaba usar lentes para ver bien. Aunque a veces se sentía incómodo con ellos, sabía que eran necesarios para poder leer y aprender en la escuela.

Un día, mientras Alexis estaba jugando en el parque después de clases, vio a dos gatitos jugando cerca de los columpios. Uno era negro como la noche y el otro blanco como la nieve.

Sin pensarlo dos veces, decidió llevarlos a casa y llamarlos Luna y Nieve. Desde ese momento, Luna y Nieve se convirtieron en los mejores amigos de Alexis. Juntos pasaban tardes enteras jugando y explorando aventuras imaginarias por toda la casa.

Alexis les contaba historias emocionantes sobre caballeros valientes y princesas encantadas. Un día, mientras Alexis estaba haciendo sus tareas escolares con sus lentes puestos, Nieve saltó sobre su escritorio y comenzó a jugar con los lápices.

-¡Nieve! ¡Deja mis lápices tranquilos! -exclamó Alexis riendo-. Pero entonces algo inesperado sucedió: sin quererlo, Nieve empujó los lentes de Alexis al suelo. Alexis se quedó mirando sus lentes rotos con tristeza. Sabía que no podía ver bien sin ellos.

Se preguntaba cómo haría para seguir aprendiendo en la escuela si no podía leer las palabras del libro o escribir correctamente. Luna se acercó lentamente a Alexis y frotó su cabeza contra su pierna como si quisiera consolarlo.

Entonces ocurrió algo mágico: Luna parecía entender lo que le pasaba a Alexis. Con sus ojos brillantes, Luna saltó al escritorio y comenzó a empujar los lápices hacia los lentes rotos.

Alexis observaba asombrado mientras Luna movía con cuidado los lápices hasta que encajaron perfectamente en el lugar de las patillas rotas de sus lentes. -¡Increíble! ¡Mis lentes están arreglados! -exclamó Alexis emocionado.

Desde ese día, Alexis aprendió una valiosa lección: no importa cuán difícil sea un problema, siempre hay una solución si se tiene imaginación y buenos amigos. Aprendió a valorar la amistad y a nunca darse por vencido frente a las dificultades. Con sus nuevos lentes —"personalizados" , Alexis continuó su camino de aprendizaje con entusiasmo renovado.

Y junto a Luna y Nieve, descubrió que el mundo estaba lleno de maravillas por explorar.

Así es como el niño llamado Alexis, con sus gatos Luna y Nieve, demostraron que la amistad puede superar cualquier obstáculo y que cada problema tiene una solución si se mira desde diferentes perspectivas. Juntos vivieron muchas aventuras e inspiraron a otros niños a nunca dejar de soñar y aprender, sin importar las dificultades que puedan encontrar en el camino.

FIN.

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