El invento de Ely
En un pequeño pueblo de Argentina, en la escuela primaria "Los Pájaros Cantores", había una niña llamada Ely que siempre llegaba tarde al colegio.
No porque le gustara llegar tarde, sino porque vivía lejos y el transporte público no siempre era confiable. Un día, durante la clase de ciencias, la maestra les pidió a los estudiantes que inventaran algo que pudiera facilitar la vida de las personas.
Ely se puso a pensar y tuvo una brillante idea: ¡inventaría una máquina de teletransportación! Ely se pasó toda la noche trabajando en su invento en secreto. Utilizó piezas viejas de electrodomésticos, cables y luces parpadeantes.
Finalmente, logró construir una pequeña máquina con forma de caja con antenas en la parte superior. Al día siguiente, durante la presentación de los proyectos, Ely mostró su máquina de teletransportación. Todos los compañeros quedaron asombrados y emocionados por la idea. La maestra también estaba impresionada y decidió probarla.
-¡Vamos a ver si realmente funciona! -dijo la maestra mientras se metía dentro de la máquina. Ely presionó un botón y ¡zas! La maestra desapareció ante los ojos atónitos de todos los presentes.
Unos segundos después, la maestra apareció sana y salva al otro lado del salón. -¡Increíble! ¡Funciona de verdad! -exclamó la maestra sorprendida. Desde ese momento, todos querían probar la increíble máquina de teletransportación de Ely.
Los alumnos ya no llegaban tarde al colegio porque podían teleportarse desde sus casas directamente al aula. Incluso algunos padres comenzaron a pedirle a Ely que les ayudara con sus viajes diarios al trabajo.
La noticia sobre el invento revolucionario se extendió por todo el pueblo y pronto Ely se convirtió en una heroína local. La alcaldesa del pueblo incluso le entregó un premio por su creatividad e ingenio para ayudar a mejorar la vida de las personas.
A partir de ese día, Ely aprendió que con esfuerzo y dedicación podía lograr grandes cosas y ayudar a quienes lo necesitaban. Y así, cada vez que alguien necesitaba llegar rápido a algún lugar o evitar llegar tarde, recurrían a su maravillosa máquina de teletransportación.
Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡nunca subestimes el poder de tus ideas!
FIN.