El jaguar y la lagartija



En lo más profundo de la selva, vivía un gran jaguar llamado Ocelopilli. Ocelopilli era temido por todos los animales, pues era el más fuerte y valiente de la selva. Un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con una curiosa lagartija llamada Cuetzpalhuehca. Esta lagartija era muy traviesa y le encantaba molestar a Ocelopilli, siempre asustándolo con mentiras. Al enterarse de las travesuras de Cuetzpalhuehca, Ocelopilli decidió atraparla y comérsela. Sin embargo, antes de hacerlo, decidió hablar con ella.

- ¡Cuetzpalhuehca, siempre estás asustándome con tus mentiras! ¡Estoy cansado de tus travesuras! -rugió Ocelopilli con furia.

Cuetzpalhuehca, asustada, le explicó que solo quería divertirse y que no tenía intención de lastimarlo. Ocelopilli, aunque escéptico, decidió escucharla. Cuetzpalhuehca le contó acerca de su vida solitaria y cómo molestaba a los demás para sentirse menos sola. Conmovido por la historia de Cuetzpalhuehca, Ocelopilli decidió darle una oportunidad.

- Escucha, Cuetzpalhuehca, entiendo que te sientes sola, pero lastimar a otros no es la forma correcta de buscar compañía. En realidad, podríamos ser amigos si te comprometes a no asustar a nadie más con tus mentiras. -dijo Ocelopilli con compasión.

Cuetzpalhuehca, emocionada por la propuesta, se comprometió a cambiar su comportamiento y a ser una mejor amiga para Ocelopilli. A lo largo de los días, Ocelopilli y Cuetzpalhuehca pasaron mucho tiempo juntos, jugando, explorando la selva y conociendo a otros animales. Cuetzpalhuehca aprendió que la sinceridad y la amistad son indispensables para una relación saludable, mientras que Ocelopilli descubrió que la comprensión y el perdón pueden cambiar vidas.

Con el tiempo, Ocelopilli y Cuetzpalhuehca se convirtieron en los mejores amigos de la selva, enseñando a los demás animales el valor de la amistad sincera y la importancia de dar segundas oportunidades.

FIN.

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