El Jardín Arcoíris de Lili
En un pequeño pueblo llamado Cuentilandia, vivía una niña llamada Lili. Lili era una niña curiosa, amante de la naturaleza y siempre deseaba que su jardín fuera el más hermoso del mundo. Su abuela, Doña Rosa, le había contado historias de un mágico Jardín Arcoíris donde los colores eran más vivos, las flores más brillantes, y las mariposas danzaban en el aire.
Un día, decidida a hacer su propio Jardín Arcoíris, Lili se acercó a su abuela y le preguntó:
- “Abuela, ¿cómo puedo hacer un jardín como el que describes? ”
Doña Rosa sonrió y le contestó:
- “Primero, debes llenar tu corazón de amor y alegría. Luego, busca semillas de flores de distintos colores y plántalas en tu jardín. Pero recuerda, cada flor necesita cuidados especiales.”
Lili se fue emocionada y comenzó a buscar semillas de flores. Fue al mercado y encontró:
- “¡Mirá estas semillas de girasoles brillantes! ”
- “Y aquí hay unas de violetas! ”
Compró todo lo que pudo y regresó a casa. Durante la semana siguiente, Lili se dedicó a cuidar su jardín. Regaba las plantas, les hablaba y les cantaba canciones. Sin embargo, a medida que plantaba las semillas, comenzó a darse cuenta de que no todas brotaban al mismo tiempo.
Una mañana, mientras regaba las plantas, notó que algunas semillas no habían crecido:
- “¿Por qué no salen las flores, abuela? ”
Doña Rosa, que estaba sentada en su mecedora, le explicó:
- “Las flores necesitan su tiempo. También dependen del clima y de cómo tú las cuidas. Aunque algunas tarden más, no te desesperes.”
Lili sintió que su corazón se llenaba de paciencia. Sin embargo, un día, se desanimó al ver que las flores que había plantado juntas no seguían el mismo ritmo. Lloró y se sentó en la tierra.
- “Tal vez no tengo un jardín tan especial como pensaba,”
- se lamentó.
Pero, justo en ese momento, una mariposa de colores vibrantes voló y aterrizó cerca de ella. Con sus alas brillantes, la mariposa pareció sonreírle. Esto le dio una idea a Lili:
- “¡Tal vez mi jardín no deba ser como el de nadie más! Puedo hacer algo único.”
Esa noche, Lili soñó con un jardín lleno de colores y vida, donde cada flor tenía su lugar y su ritmo. A la mañana siguiente, decidió pintar piedras de colores para adornar su jardín.
Comenzó a recolectar piedras y las pintó de rojo, amarillo, azul y verde, haciendo que cada una representara una flor diferente. Le preguntó a su abuela:
- “¿Crees que esto hará que el jardín se vea más lindo? ”
Doña Rosa asintió con entusiasmo:
- “¡Sí, Lili! A veces, los detalles marcan la diferencia.”
Al poco tiempo, las flores comenzaron a brotar de diferentes colores, y las pintadas piedras le dieron vida al jardín. Las mariposas también comenzaron a visitarlo, revoloteando de una flor a otra.
Con el tiempo, Lili se dio cuenta de que su jardín, aunque no era el Jardín Arcoíris que había imaginado al principio, era especial a su manera.
Un día, organizó una fiesta en su jardín y convidó a todos los niños del pueblo:
- “¡Vengan, amigos! Vengan a ver mi Jardín Arcoíris! ”
Al llegar, todos quedaron asombrados por los colores y las mariposas danzando en el aire.
- “¡Es hermoso, Lili! ”
- exclamó un niño.
- “Mirá, ¡hay mariposas de todos los colores! ”
- dijo otra niña.
Esa tarde, mientras todos jugaban y reían, Lili se dio cuenta de que su jardín no solo era un lugar hermoso, sino también un espacio para compartir y celebrar con sus amigos.
Desde ese día, Lili aprendió que lo importante no era tener el jardín más perfecto, sino cultivar la alegría, el amor y la amistad. Su Jardín Arcoíris era un reflejo de su corazón lleno de vida, amor, mariposas y flores.
Y así, todos los días, Lili cuidó su jardín y cada vez que veía una mariposa volar, se recordaba:
- “Cada uno crece a su propio ritmo, y eso lo hace especial.”
FIN.