El jardín de Amelie



Amelie era una niña muy especial. Desde pequeña había demostrado ser muy atenta, cariñosa y siempre dispuesta a ayudar a los demás.

Sus padres estaban felices de tener una hija tan maravillosa y se sentían muy orgullosos de ella. Un día, Amelie les dijo a sus papás: "¡Quiero ir al jardín! Quiero aprender cosas nuevas y hacer amigos".

Sus padres la miraron con ternura y le dijeron que sí, que iban a inscribirla en el jardín para que pudiera comenzar su aventura educativa. El primer día de clases, Amelie estaba nerviosa pero emocionada. Al entrar al jardín, vio a muchos niños corriendo y jugando.

Se acercó a uno de ellos y le preguntó si quería ser su amigo. El niño sonrió y asintió con la cabeza. Así empezó la amistad entre Amelie y Martín. Los días pasaban volando en el jardín.

Amelie aprendía muchas cosas nuevas, desde números hasta colores, pasando por canciones divertidas y cuentos fantásticos. Siempre prestaba atención en clase, participaba activamente y ayudaba a sus compañeros cuando lo necesitaban.

Un día, la maestra propuso un concurso de dibujo para ver quién podía hacer la mejor obra de arte sobre la naturaleza. Todos los niños se pusieron manos a la obra, pero Amelie tuvo una idea brillante: dibujar un árbol con todas las estaciones del año en sus ramas.

"¡Wow, Amelie! ¡Eso es increíble!", exclamó Martín admirando el dibujo. "Gracias, Martín", respondió Amelie sonriendo. El día del concurso llegó y todos los niños presentaron sus dibujos ante un jurado compuesto por las maestras del jardín.

Cuando anunciaron al ganador, todos quedaron sorprendidos al escuchar el nombre de Amelie. "¡Felicidades, Amelie! ¡Tu dibujo es maravilloso!", dijo la maestra mientras le entregaba un diploma. "¡Gracias!", exclamó Amelie emocionada. Desde ese día, todos en el jardín sabían que Amelie era una niña especial.

No solo por ser buena y atenta, sino también por su creatividad e ingenio para resolver problemas. Ella demostraba que con esfuerzo y dedicación se pueden lograr grandes cosas.

Al finalizar el año escolar, durante la fiesta de fin de curso, las maestras llamaron a Amelie al escenario para entregarle un premio especial por ser una alumna ejemplar. Sus padres no podían contener las lágrimas de emoción al ver lo orgullosos que estaban de su hija.

Y así terminó esta historia llena de aprendizaje, amistad y superación protagonizada por una niña muy buena llamada Amelie, quien demostró que no hay límites para aquellos que tienen un corazón generoso y lleno de amor para compartir con el mundo.

FIN.

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