El Jardín de Brigitte



En un rincón del mundo, donde el sol empieza a brillar, vivía una niña llamada Brigitte. Sus ojos resplandecían como estrellas y su risa iluminaba todo a su alrededor. Cada mañana, al despertarse, Brigitte soñaba con hacer del mundo un lugar mejor. "Quiero un jardín lleno de flores y risas", pensaba mientras contemplaba el cielo.

Una tarde, decidió hacer su sueño realidad. Con un balde, una pala y su inagotable energía, Brigitte salió al parque del barrio. Allí, conoció a sus amigos: Joaquín, un niño curioso; Lara, una pequeña artista; y Mateo, un amante de los animales.

"Chicos, vamos a crear el jardín más lindo del mundo" - propuso Brigitte mientras sus ojos brillaban de emoción.

"Pero no hay flores en este parque" - respondió Joaquín, un poco desanimado.

"¡Podemos plantar semillas!" - dijo Lara, ya imaginando cómo llenarían el lugar de color.

Juntos, decidieron traer semillas de sus casas. En la siguiente reunión, cada uno llegó con lo mejor que tenía. Joaquín llevó semillas de girasol, Lara trajo dalias de mil colores y Mateo, en un gesto generoso, llevó algunas semillas que había recogido del campo.

"Plantemos estas semillas y cuidémoslas juntos" - sugirió Mateo, animándose por la idea.

**Giro Inesperado:** Comenzaron a trabajar con entusiasmo, cavando pequeños agujeros y colocando las semillas. Sin embargo, al día siguiente, al regresar al parque, encontraron que alguien las había desenterrado. Las semillas estaban esparcidas por todo el suelo.

"¿Quién pudo hacer esto?" - preguntó Joaquín, decepcionado.

"No lo sé, pero no podemos rendirnos" - respondió Brigitte. Su voz estaba llena de determinación.

El grupo decidió investigar. Luego de buscar y preguntar a los vecinos, descubrieron que un grupo de pájaros había estado buscando comida. Brigitte tuvo una idea.

"Tal vez, si les dejamos un poco de comida, nos dejarán las semillas para que crezcan".

Así lo hicieron. Colocaron un platito con granos y, al día siguiente, las semillas estaban intactas. El jardín empezó a florecer, llenándose de colores.

Giro tras giro, cada semana Brigitte y sus amigos aprendían algo nuevo. Aprendieron sobre la paciencia, la cooperación y la importancia de cuidar de la naturaleza.

"¡Mirá cómo crecen las flores!" - dijo Lara, pintando lo que veían.

"Si seguimos así, este será el lugar más hermoso del barrio" - agregó Mateo, acariciando a un pájaro que se acercaba.

Pasaron los meses y el parque se transformó en un verdadero jardín. Las risas de los niños resonaban entre las flores, y el aroma fresco llenaba el aire. Un día, decidieron organizar un festival para compartir su jardín con todos los vecinos.

"¡Quiero que todos vengan a disfrutar con nosotros!" - exclamó Brigitte, llena de alegría.

En el festival, muchos llegaron a ver el jardín. Algunos traían guitarras, otros juegos y todos traían sonrisas. Brigitte se sintió feliz al ver cómo su sueño había unido a la comunidad.

"Esto es solo el comienzo" - dijo mientras miraba a sus amigos jugar.

"Juntos podemos hacer que cada rincón de nuestro barrio sea como este jardín".

**Cierre:** Aquel día, Brigitte comprendió que los sueños se construyen trabajando en equipo y cuidando unos de otros. El jardín no sólo creció en flores, sino también en amistad y alegría.

Y así, en aquel rincón del mundo, el sol seguía brillando, y Brigitte continuaba trayendo sueños para soñar.

FIN.

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