El Jardín de Joaquín y Suly



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Joaquín. Joaquín era un chico alegre y curioso, al que le encantaba jugar en el jardín de su abuela. Este jardín estaba lleno de flores de todos los colores y aromas, y contaba con un árbol gigante donde solía imaginar aventuras fantásticas.

Un día, mientras exploraba su jardín favorito, Joaquín conoció a Suly, una nueva vecina que se había mudado a la casa de al lado. Suly tenía una sonrisa brillante y una risa contagiosa que hizo que Joaquín sintiera mariposas en el estómago.

"Hola, soy Joaquín. ¿Te gustaría explorar el jardín conmigo?" - le preguntó tímidamente.

"¡Hola Joaquín! Claro, me encantaría. He escuchado que hay un árbol gigante aquí" - respondió Suly emocionada.

Juntos, comenzaron a correr entre las flores, a jugar a las escondidas y a inventar historias sobre los insectos y aves que encontraban. A medida que pasaban los días, Joaquín se dio cuenta de que estaba muy enamorado de Suly. Pero había un pequeño problema... No sabía cómo decirle.

"Suly, ¿te gustaría hacer un concurso de quienes pueden contar la mejor historia de aventuras?" - propuso Joaquín un día.

"¡Eso suena genial! Así todos podemos ser parte de una gran aventura" - dijo Suly entusiasmada.

Al día siguiente, invitaron a otros niños del barrio y organizaron el concurso en el jardín. Joaquín escuchó a sus amigos contar historias de dragones y princesas, pero se sentía nervioso porque quería que Suly supiera lo que él sentía.

Decidió que tenía que hacer algo especial. Quería sorprenderla con una historia que solo ellos dos conocían. Mientras todos escuchaban, Joaquín comenzó:

"Érase una vez, en un reino lejano, un valiente caballero llamado Joaquín que tenía una amiga muy especial llamada Suly. Juntos emprenden aventuras y protegen su reino de dragones que quieren robar sus flores mágicas".

Mientras contaba la historia, notó la mirada de Suly, brillando con asombro. Así que decidió arriesgarse un poco más.

"El caballero Joaquín se dio cuenta de que su amistad con Suly era más poderosa que cualquier espada. De hecho, se dio cuenta de que estaba enamorado de ella, porque su risa era como música para su corazón" - añadió Joaquín, sonrojándose al pronunciar esas palabras.

Todos los niños aplaudieron, emocionados por la historia, pero Suly se quedó en silencio, mirando a Joaquín con una mezcla de sorpresa y ternura.

Al finalizar el concurso, Suly se acercó a él y le dijo:

"Joaquín, me encantó tu historia. Además, yo también creo que estás muy valiente por contarlo frente a todos".

"¿De verdad?" - preguntó Joaquín, sintiendo cómo su corazón se llenaba de esperanza.

"Sí, y quiero que sepas que también me gusta muchísimo pasar tiempo contigo. Eres un gran amigo" - respondió Suly, sonriendo.

A Joaquín le brillaron los ojos. Se dio cuenta de que no necesitaba hacer grandiosos gestos para ganar su cariño. Lo más importante era ser auténtico y compartir momentos juntos. Después de esa tarde, su amistad se fortaleció más que nunca. Juntos crearon un club de aventuras donde invitaban a todos los chicos del barrio.

Con el tiempo, Joaquín y Suly se dieron cuenta de que lo que tenían era especial, y decidieron ser un equipo durante siempre. Prometieron explorarse entre sí y nunca dejar de soñar: una lección de amor, amistad y valentía.

Y así, el jardín de Joaquín y Suly se convirtió en un lugar mágico de historias, sonrisas y, sobre todo, un bello refugio para la amistad.

Y colorín colorado, este cuento aún no ha acabado, porque la amistad siempre sigue creciendo y floreciendo como las flores del jardín.

FIN.

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