El jardín de Juan y Lucas
Había una vez un niño llamado Juan que amaba pasar tiempo en su jardín. Un día, mientras jugaba con sus juguetes, vio una hermosa mariposa blanca volando alrededor de las flores.
Juan se acercó lentamente a la mariposa y extendió su mano para intentar atraparla. Pero la mariposa rápidamente voló hacia otro lado del jardín. "¡Vuelve aquí, pequeña mariposa!", gritó Juan mientras corría detrás de ella.
La mariposa parecía estar jugando con él porque cada vez que se acercaba lo suficiente, volaba lejos otra vez. Pero finalmente, después de varios intentos fallidos, Juan logró capturarla. "¡Lo hice! ¡Atrapé a la mariposa!", exclamó el niño emocionado.
Pero luego se dio cuenta de algo: la mariposa estaba asustada y tratando desesperadamente de liberarse de su mano. Entonces Juan decidió dejarla ir y observarla desde lejos. Mientras veía cómo la mariposa revoloteaba libremente entre las flores del jardín, Juan sintió una sensación cálida dentro de él.
Se dio cuenta de que no era justo tratar mal a los seres vivos solo para satisfacer sus propios deseos egoístas.
Desde ese día en adelante, Juan comenzó a tratar mejor a todos los seres vivos en el jardín y aprendió mucho sobre el cuidado del medio ambiente y los animales. Un día mientras estaba sentado en el jardín leyendo un libro sobre plantas nativas llego su vecino Lucas.
"Hola Juan ¿Qué haces?""Estoy leyendo sobre plantas y animales, Lucas. Es muy interesante""¿Te gustaría enseñarme algo? No sé mucho sobre eso. ""¡Por supuesto! Vamos a dar un paseo por el jardín y te mostraré todo lo que he aprendido".
Mientras caminaban por el jardín, Juan señaló diferentes tipos de flores y plantas, explicando cómo crecían y qué animales se beneficiaban de ellas. También les mostró las áreas donde los pájaros construían sus nidos y cómo cuidarlos adecuadamente.
Lucas estaba fascinado con todo lo que Juan le estaba enseñando, y juntos comenzaron a trabajar en proyectos para hacer del jardín un lugar aún más acogedor para los seres vivos.
Con el tiempo, el jardín se convirtió en un hermoso oasis de vida silvestre gracias al amor y la dedicación de Juan. Y aunque la mariposa blanca ya no estaba allí, su breve encuentro había inspirado una nueva pasión en el niño: proteger la naturaleza y todas las criaturas que viven dentro de ella.
De esa forma la mariposa blanca se convirtió en una gran maestra para Juan quien aprendió que debemos tratar a todos los seres vivos con respeto e igualdad.
FIN.