El Jardín de la Alegría



Había una vez, en un hermoso jardín lleno de coloridas flores, una pequeña flor llamada Margarita. Era la más bella de todas, con sus pétalos blancos y su centro amarillo brillante.

Sin embargo, a pesar de su belleza, Margarita se sentía triste. Un día soleado, mientras las abejas zumbaban a su alrededor y el viento acariciaba suavemente sus pétalos, Margarita decidió hablar con sus amigos del jardín sobre cómo se sentía.

"Amigos queridos", dijo Margarita con voz temblorosa, "me siento triste pero no sé por qué". Las otras flores se sorprendieron al escuchar esto. Pensaron que Margarita era la flor más feliz y radiante del jardín.

"¿Por qué estás triste si eres tan hermosa?", preguntó Rosa curiosa. "No lo sé", respondió Margarita. "Tengo todo lo que necesito: agua, sol y amor del jardín". Las demás flores pensaron en cómo podrían ayudar a Margarita a recuperarse de su tristeza.

Entonces decidieron hacerle un regalo especial para animarla. Cada flor contribuyó con algo único para el regalo de Margarita.

Violeta le dio un poco de su dulce aroma; Girasol le dio algunos rayos dorados de sol; Tulipán le dio colores vivos y vibrantes; y Narciso le dio palabras llenas de amor y aliento. Cuando todas las flores terminaron de prepararlo, llevaron el regalo a Margarita. La rodearon en un círculo y comenzaron a cantar una hermosa canción.

"Querida Margarita, eres especial y única", cantaban las flores. "Tu belleza ilumina nuestro jardín y nos haces felices". Las lágrimas de tristeza se convirtieron en lágrimas de alegría mientras Margarita escuchaba la dulce melodía.

Sintió el amor y el apoyo de sus amigos del jardín, lo cual le dio fuerzas para superar su tristeza. A medida que pasaban los días, Margarita se sintió más animada y llena de vida.

Comenzó a extender sus raíces más profundamente en la tierra, absorbiendo cada gota de agua y nutriente que necesitaba. Sus pétalos se abrieron aún más, mostrando su belleza al mundo. Margartia comprendió que todos tenemos momentos de tristeza, incluso las flores más hermosas.

Pero también aprendió que siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos cuando nos sentimos mal. Desde ese día en adelante, Margarita compartió su amor y alegría con todas las demás flores del jardín.

Y cada vez que alguna flor se sentía triste, ella les recordaba el regalo especial que había recibido: el regalo del amor incondicional y la amistad verdadera. Y así, gracias al apoyo mutuo entre todas las flores del jardín, vivieron felices para siempre llenando el mundo con colores brillantes y sonrisas radiantes.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!