El Jardín de la Amistad
Había una vez un caracol llamado Lucas y una hormiga llamada Anita. Ambos vivían en un hermoso jardín lleno de flores y plantas.
Lucas era muy lento pero siempre tenía una sonrisa en su rostro, mientras que Anita era muy trabajadora y nunca se detenía. Un día, mientras Lucas paseaba lentamente por el jardín, vio a Anita corriendo de aquí para allá llevando comida hacia su hormiguero.
Intrigado por la energía de la hormiga, decidió acercarse a ella. "Hola Anita, ¿qué estás haciendo?"- preguntó Lucas con curiosidad. "¡Hola Lucas! Estoy recolectando comida para mi colonia. Siempre debemos estar preparados"- respondió Anita sin detenerse. "Eso es impresionante.
Me gustaría poder ayudar, pero soy tan lento que no creo ser útil"- dijo tristemente el caracol. Anita miró al caracol con ternura y le dijo: "No te preocupes, amigo. Todos tenemos habilidades diferentes y eso es lo que nos hace especiales.
Tal vez no puedas correr rápido como yo, pero estoy segura de que tienes algo valioso para ofrecer". Lucas sonrió ante las palabras de Anita y decidió buscar algo en lo que pudiera destacar.
Caminó por el jardín hasta encontrar una planta marchita que necesitaba ser regada. Sin perder tiempo, Lucas comenzó a secretar baba brillante sobre la planta. Poco a poco, la planta comenzó a revivir y sus hojas volvieron a lucir verdes y saludables.
Anita observaba sorprendida cómo el caracol había transformado la planta con su baba. "¡Lucas, lo lograste! ¡Eres un experto en regar plantas!"- exclamó Anita emocionada. A partir de ese día, Lucas se convirtió en el jardinero del jardín.
Cada vez que una planta necesitaba ser regada, él estaba allí para ayudar. Además, su baba tenía propiedades especiales que hacían crecer más rápido y fuertes a las plantas.
Un día, mientras Lucas regaba una rosa, vio a Anita luchando por llevar un gran trozo de comida hacia su hormiguero. Sin dudarlo, el caracol se acercó y ofreció llevarlo en su espalda. "Gracias Lucas, eres increíble"- dijo Anita asombrada. "De nada Anita.
Recuerda que todos tenemos algo valioso para ofrecer y siempre podemos ayudarnos unos a otros"- respondió Lucas amablemente. Desde ese momento, Lucas y Anita se convirtieron en grandes amigos y trabajaron juntos para cuidar del jardín.
Aprendieron que no importa cuán diferentes sean nuestras habilidades o velocidades, siempre podemos encontrar formas de complementarnos y hacer cosas maravillosas juntos. Y así fue como el caracol y la hormiga demostraron al mundo que la verdadera fuerza radica en la colaboración y el apoyo mutuo.
FIN.