El jardín de la amistad
Un hermoso día de sol, María y Adán se levantaron temprano para ir al campo a trabajar la tierra. Llevaban consigo sus herramientas y muchas ganas de hacer crecer las plantas.
Al llegar al campo, vieron a lo lejos a un joven desconocido que estaba arrancando las plantitas recién sembradas. María se acercó rápidamente y le preguntó:- ¡Oye, joven! ¿Qué estás haciendo? Estas plantitas son nuestras, las hemos sembrado con mucho esfuerzo.
El joven miró sorprendido a María y respondió:- Lo siento mucho, señora. No sabía que estas eran sus plantitas. Pensé que nadie las había sembrado aquí. Adán se acercó también y dijo amablemente:- No hay problema, amigo. Todos cometemos errores.
Pero te pedimos que nos ayudes a cuidar de estas plantas para que puedan crecer sanas y fuertes. El joven asintió con la cabeza y prometió ayudarles en lo que pudiera.
Juntos, empezaron a regar las plantitas y quitar las malas hierbas. Mientras trabajaban en el campo, el joven les contó su historia. Se llamaba Martín y era huérfano. Había vivido toda su vida en la calle sin tener una familia o un hogar donde quedarse.
María sintió compasión por él e invitó a Martín a vivir con ellos en su pequeña casa del pueblo cercano al campo. Martín aceptó emocionado la propuesta y juntos volvieron al pueblo al finalizar la jornada de trabajo.
Los días pasaron rápidamente y Maria, Adán y Martín se convirtieron en una gran familia. Cada uno tenía sus tareas en el hogar y en el campo, pero siempre trabajaban unidos y con alegría.
Poco a poco, las plantas que habían sembrado crecieron fuertes y saludables. Los cultivos prosperaron gracias al esfuerzo de los tres compañeros de trabajo. Un día, llegó al pueblo la noticia de que iba a haber una feria agrícola donde se premiaría al mejor agricultor del año.
María, Adán y Martín decidieron participar juntos como equipo. Trabajaron duro para preparar su presentación en la feria. Recolectaron los mejores frutos de su cosecha e hicieron hermosos arreglos con flores del campo.
Cuando llegó el día de la feria, estaban muy nerviosos pero emocionados por mostrarle a todos su trabajo en equipo. Al ver sus productos tan bien cuidados y presentados, los jueces quedaron impresionados.
Finalmente, anunciaron que María, Adán y Martín habían ganado el primer lugar como mejor equipo agrícola del año. Todos los vecinos aplaudieron emocionados por ellos. Desde ese día, María, Adán y Martín siguieron trabajando juntos en el campo con más energía e ilusión que nunca.
Aprendieron que cuando se trabaja en equipo todo es posible y que no importa cuántas dificultades encuentren en el camino si están dispuestos a ayudarse mutuamente.
Y así termina nuestra historia infantil inspiradora y educacional sobre María, Adán y Martín; una historia llena de amistad, superación y trabajo duro. ¡Recuerda siempre trabajar en equipo y nunca rendirte ante los obstáculos!
FIN.