El Jardín de la Amistad
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Colibrí, un grupo de amigos muy curiosos y juguetones: Lola la conejita, Martín el osito, Sofía la pajarita y Juan el zorrito.
Todos los días se reunían en el hermoso jardín de la señora Rosa, una anciana adorable que les contaba cuentos y les enseñaba sobre la importancia de cuidar la naturaleza.
Un día, mientras jugaban entre las flores y los árboles del jardín de la señora Rosa, los amigos se dieron cuenta de que querían tener su propio lugar para jugar y aprender. Fue entonces cuando decidieron crear su propio jardín infantil: "El Jardín de los Sueños".
- ¡Qué emocionante! ¡Podremos jugar todo el día y aprender muchas cosas nuevas! - exclamó Lola. - Sí, será nuestro propio espacio donde podremos ser felices y crecer juntos - dijo Martín con entusiasmo.
Los amigos tenían claro que su jardín debía tener una visión especial: "Sembrar amor, creatividad y amistad en cada rincón". Y también una misión importante: "Cuidar nuestro planeta, respetar a todos los seres vivos y aprender siempre algo nuevo".
Con mucha dedicación y trabajo en equipo, Lola, Martín, Sofía y Juan empezaron a construir El Jardín de los Sueños. Plantaron flores de colores brillantes, instalaron juegos educativos hechos con materiales reciclados e incluso construyeron un pequeño huerto para cultivar frutas y verduras.
Poco a poco, más niños del pueblo se fueron sumando al proyecto del jardín infantil. Todos compartían momentos inolvidables llenos de risas, descubrimientos y aprendizajes. La señora Rosa también colaboraba con su sabiduría y cariño, convirtiéndose en la abuela adoptiva de todos los niños del jardín.
Un día especial llegó cuando organizaron una feria para mostrarle a toda la comunidad el increíble trabajo que estaban haciendo en El Jardín de los Sueños. Había juegos didácticos, exhibiciones de arte infantil e incluso un rincón dedicado a la lectura.
- ¡Estoy tan orgullosa de ustedes! Han logrado crear un lugar maravilloso donde todos pueden crecer felices - dijo la señora Rosa con lágrimas de emoción en sus ojos.
Desde ese día en adelante, El Jardín de los Sueños se convirtió en un lugar mágico donde los niños aprendían jugando, cuidaban su entorno natural y forjaban amistades eternas. Y así continuaron escribiendo historias llenas de alegría y enseñanzas para las futuras generaciones del pueblo Colibrí.
Y colorin colorado este cuento ha terminado pero El Jardin De Los Sueños sigue creciendo fuerte como roble.
FIN.