El jardín de la amistad



En un pequeño pueblo en Argentina vivían dos niños llamados Jazmín y Manuel. Eran vecinos y tenían la misma edad, pero a pesar de eso, siempre estaban peleando.

Les encantaba jugar juntos, pero cada vez que lo intentaban terminaban discutiendo por cualquier tontería. Un día, cansados de pelearse tanto, decidieron pedir ayuda a la abuela de Jazmín, quien era muy sabia y siempre tenía buenos consejos para dar.

La abuela los recibió con una sonrisa y les dijo: "Chicos, sé que se quieren mucho, pero a veces las peleas pueden arruinar una bonita amistad". Jazmín y Manuel asintieron con tristeza, sabiendo que tenían que hacer algo para solucionar su problema.

La abuela les propuso un juego diferente: les dio dos semillas y les pidió que las plantaran juntas en el jardín de Jazmín. "Estas semillas representan su amistad", explicó la abuela.

"Deberán cuidarlas y regarlas todos los días si quieren que crezcan fuertes y hermosas". Los niños aceptaron el desafío emocionados y corrieron al jardín para plantar las semillas. A partir de ese día, Jazmín y Manuel se comprometieron a cuidar juntos de las plantitas.

Descubrieron lo divertido que era trabajar en equipo y se dieron cuenta de lo importante que era cooperar en lugar de pelear. Con el tiempo, las semillas empezaron a crecer lentamente hasta convertirse en hermosas flores coloridas.

Jazmín y Manuel se maravillaron al ver cómo su amistad florecía junto con las plantas. Se sentían felices trabajando juntos hacia un objetivo común.

Un día, mientras regaban las flores, Manuel le dijo a Jazmín: "-¿Sabes? Gracias a estas flores aprendí que es mejor trabajar juntos en lugar de estar peleando todo el tiempo". Jazmín sonrió y asintió: "-Sí, yo también me di cuenta de eso. ¡Nuestra amistad es como estas flores: necesita cuidado y paciencia para crecer!".

Desde entonces, Jazmín y Manuel dejaron atrás sus peleas constantes y aprendieron a jugar juntos en armonía. Su amistad se fortaleció gracias a la lección que les enseñaron las simples semillas plantadas en el jardín.

Y así fue como dos niños descubrieron que la verdadera magia estaba en aprender a trabajar en equipo y valorar la importancia del compañerismo para mantener viva una bonita amistad.

FIN.

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