El Jardín de la Amistad



Era un día soleado en el Jardín de Infantes El Arco Iris, donde un grupo de niños y niñas exploraban su pequeño mundo lleno de juegos y risas. Entre ellos estaban Julián, un niño entusiasta que adoraba jugar a la pelota, y Valentina, una niña creativa que siempre llevaba consigo un cuaderno para dibujar.

Una mañana, mientras jugaban en el patio, Julián se dio cuenta de que Valentina se había apartado del grupo y se sentaba sola bajo un árbol.

"¿Por qué no te venís a jugar, Vale?" - preguntó Julián.

Valentina levantó la mirada, un poco tímida.

"Es que estoy tratando de dibujar un árbol muy especial… pero no me sale como quiero" - respondió.

"¿Por qué no me mostras lo que hiciste? Quizás te pueda ayudar" - sugirió Julián.

Valentina dudó por un momento, pero luego le mostró su dibujo. Era un hermoso árbol, pero le faltaba color.

"Es hermoso, pero le falta vida. ¡Vamos a jugar y después le ponemos colores!" - exclamó Julián emocionado.

Así que ambos decidieron unirse al grupo y jugar a la pelota. Rieron y corrieron hasta que se cansaron y, al final del día, se sentaron de nuevo bajo el árbol.

Valentina comenzó a agregar colores a su dibujo mientras Julián la miraba.

"¡Mirá qué lindo queda!" - dijo Valentina, feliz de ver su creación cobrar vida.

Pero algo inesperado sucedió. Mientras jugaban, notaron que algunos de sus compañeros de clase, como Tomás y Lucía, estaban discutiendo. Julián y Valentina se miraron preocupados.

"¿Qué hacemos?" - preguntó Julián.

"Creo que deberíamos intentar ayudarlos, no me gusta verlos enojados" - contestó Valentina.

"¡Vamos!" - dijo Julián con firmeza.

Se acercaron a la discusión y, con cuidado, les preguntaron:

"¿Por qué están discutiendo?" - indagó Valentina.

Tomás, algo molesto, respondió:

"Lucía no me quiere dejar jugar a la pelota y dice que siempre debe ser el arquero".

"Pero yo solo quiero que todos participemos…" - explicó Lucía, un poco frustrada.

Valentina y Julián se miraron y decidieron intervenir.

"¿Y si hacemos un juego en el que todos tengamos la oportunidad de ser el arquero?" - propuso Julián.

"Sí, ¡podemos turnarnos! Así todos jugamos y nos divertimos juntos" - agregó Valentina.

Los demás niños empezaron a sonreír y asintieron con la cabeza. Pronto, la discusión se convirtió en risas y juegos. Organizaron un nuevo juego en el que todos podían ser el arquero.

Mientras jugaban, Julián y Valentina se dieron cuenta de que al unir fuerzas, habían resuelto el problema y reforzado la amistad entre todos.

Al final de la jornada, todos se sentaron en el pasto, exhaustos pero felices.

"¡Qué genial fue jugar juntos!" - exclamó Tomás.

"Y gracias a Julián y Valentina por ayudarnos a resolver el problema" - dijo Lucía.

"No hay problema, así es como funciona la amistad" - contestó Julián, con una sonrisa.

Valentina, mirando su dibujo que ahora estaba lleno de colores, dijo:

"A veces también hay que ayudar a los demás a brillar, como le puse color a mi árbol".

Desde ese día, el Jardín de Infantes El Arco Iris se llenó de risas, juegos y una nueva promesa: cuidar y fomentar la amistad, haciendo del juego un lugar donde todos tuvieran su espacio, porque juntos podían hacer grandes cosas y disfrutar de la magia de la amistad.

Y así, cada día en el jardín se convirtió en una nueva aventura, donde la clave era siempre ayudarse unos a otros y disfrutar de la compañía de amigos.

FIN.

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