El Jardín de la Amistad



Era un día soleado en el mágico reino de Colorlandia. Allí, un jardín lleno de flores multicolores llenaba el aire con aromas deliciosos. En ese jardín también vivía un minion amarillo llamado Mini, que amaba jugar y hacer nuevos amigos.

Un día, mientras Mini jugaba al escondite entre las flores, se encontró con un misterioso frasco que contenía una poción mágica.

"¡Wow! ¿Qué habrá dentro de este frasco?" – murmuró Mini, sacándolo de entre las flores.

La poción era de un color verde brillante y tenía una consistencia extraña, como slime. Justo en ese momento, un robot llamado Rocco apareció por el sendero.

"¡Alto ahí, minion! Ese frasco es mío y no te lo puedes llevar" – gritó Rocco, que no le gustaba compartir. Su rostro metálico brillaba al sol y su voz sonaba muy áspera.

Mini, un poco asustado, miró al robot y le dijo:

"No quería robarlo, solo estaba curioso. ¿Por qué no compartís la poción en vez de ser así de malo?"

Rocco se cruzó de brazos, molesto.

"¡Porque no me gusta compartir!" - respondió con desdén.

Mini decidió que debía hacer algo para cambiar la actitud de Rocco. Recordó que el jardín, lleno de flores, tenía un poder especial: podían hacer que los corazones se abrieran, siempre y cuando se les hablara con amabilidad.

"Si me dejás ver la poción, tal vez podemos hacer algo divertido con ella. Puedo mostrarte un juego nuevo" – sugirió Mini, sonriendo. Rocco, aunque reacio, aceptó.

Mini llevó al robot al centro del jardín. Las flores comenzaron a mecerse al viento, como si quisieran participar en la conversación. Mientras tanto, Mini pensaba en un juego que pudiera incluir la poción.

"¡Ya sé! ¡Podemos hacer una búsqueda del tesoro con la poción! Si la mezclamos con un poco de esencia de flores, podría convertirse en algo aún más increíble" - exclamó Mini mientras danzaba entre las flores.

Rocco no estaba muy convencido, pero la idea empezó a interesarle.

"¿Y qué tipo de tesoro vamos a buscar?" - preguntó, dejando caer un poco de su frialdad.

"¿Qué te parece buscar amigos?" - sugirió Mini, emocionado.

Rocco se rascó la cabeza, confundido.

"¿Amigos? ¿Eso es un tesoro?"

Mini asintió rápidamente.

"¡Sí! Verás, cuando compartimos, obtenemos más que solo cosas materiales. ¡Creamos amistades que son verdaderos tesoros!"

Rocco, intrigado, aceptó la idea. Juntos comenzaron a buscar a otros habitantes del jardín: una mariposa voladora llamada Lili, un pájaro cantor llamado Tico y hasta una ardilla traviesa llamada Bruno.

Al principio, Rocco era un poco torpe en las interacciones y le costaba compartir. Pero con cada nuevo amigo, su corazón se iba abriendo un poco más. Finalmente, llegó el momento de mezclar el slime verde con las esencias de flores. Rocco se armó de valor y comenzó a ayudar.

"Mini, creo que estoy empezando a entender por qué es bueno compartir" - dijo Rocco, mientras vertía un poco de slime en el frasco con alegría.

Con la mezcla, una chispa mágica envolvió el frasco y lo transformó en un brillante néctar encantado. En ese momento, un rayo de luz iluminó el jardín, y todos los amigos comenzaron a danzar.

"¡Miren! ¡Ahora podemos hacer pociones para jugar juntos!" - exclamó Mini, mientras todos giraban alrededor de Rocco.

Esa tarde, el jardín se llenó de risas y juegos. Rocco, antes el robot malo que no le gustaba compartir, se convirtió en el mejor amigo de Mini, disfrutando de cada momento de amistad y alegría. Así, el jardín se volvió un lugar aún más mágico, donde todos los días eran una aventura compartida y cada nuevo amigo se transformaba en un tesoro.

Y así, Rocco aprendió que compartir y hacer amigos era el verdadero secreto de la felicidad.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!