El jardín de la amistad


Había una vez un niño llamado Lucas, quien era guero y tenía unos hermosos ojos verdes. Lucas vivía en un pequeño pueblo de Argentina y estaba enamorado de su amiga Carla.

Ambos eran inseparables, siempre jugaban juntos y compartían sus sueños. Un día, llegó al pueblo una familia extranjera. Eran los Rodríguez, quienes se instalaron en la casa vecina a la de Lucas.

Entre ellos se encontraba Sofía, una niña de cabello oscuro y ojos grandes color miel. Lucas quedó deslumbrado por Sofía desde el primer momento en que la vio. Su sonrisa radiante y su alegría contagiante lo cautivaron por completo.

Poco a poco, comenzaron a pasar más tiempo juntos y Lucas empezó a sentir algo especial por ella. Sin embargo, esto no fue bien recibido por Carla. Ella sintió que había sido dejada de lado por su amigo y eso le generó mucha tristeza e incomodidad.

No entendía cómo alguien podría preferir a una persona extranjera sobre ella.

Un día soleado, mientras los tres amigos paseaban por el parque del pueblo, Carla decidió hablar con Lucas sobre sus sentimientos:"-Lucas, ¿puedo hablar contigo? Necesito decirte algo importante", dijo Carla con voz temblorosa. "-Por supuesto, Carla. Siempre puedes contar conmigo", respondió Lucas amablemente. Carla tomó aire antes de continuar: "-Me siento muy triste porque siento que te he perdido como amigo desde que conociste a Sofía".

Lucas miró fijamente a Carla y comprendió cuánto le dolía la situación. "-Carla, lamento mucho que te sientas así. Pero quiero que sepas que mi amistad contigo es muy importante para mí y nunca te dejaré de lado".

Carla sonrió tímidamente y abrazó a Lucas, sintiendo un poco de alivio en su corazón. Mientras tanto, Sofía había estado observando la conversación desde lejos y decidió acercarse a ellos:"-Perdón por interrumpir, pero escuché su conversación y me gustaría decir algo", dijo Sofía con timidez.

Lucas y Carla se miraron sorprendidos, pero le dieron permiso para hablar. "-Entiendo cómo te sientes, Carla. Yo también he pasado por eso antes.

Cuando era pequeña me mudé a otro país y dejé atrás a todos mis amigos en busca de una nueva vida", comenzó Sofía. Los ojos de Carla se iluminaron mientras escuchaba atentamente.

"-Pero aprendí algo muy importante en ese proceso: el amor no se divide ni se resta, sino que se multiplica", continuó Sofía con una sonrisa reconfortante. Lucas reflexionó sobre sus sentimientos hacia ambas chicas y comprendió lo que Sofía quería decir. El amor no era exclusivo ni limitado, sino capaz de crecer sin límites.

Desde aquel día, los tres amigos decidieron fortalecer aún más su amistad. Compartían momentos juntos e incluían a todos en sus juegos y aventuras. Lucas descubrió que podía amar tanto a Carla como a Sofía sin lastimar los sentimientos de ninguna de ellas.

Así fue como Lucas aprendió la importancia del respeto hacia los demás y de valorar las amistades. Descubrió que no hay que dejar de lado a quienes siempre han estado ahí por alguien nuevo en nuestras vidas.

Y así, Lucas, Carla y Sofía siguieron siendo los mejores amigos del mundo, disfrutando de cada día juntos y aprendiendo lecciones valiosas sobre el amor y la amistad.

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