El jardín de la amistad
Había una vez, en un pequeño jardín de infantes en la ciudad de Buenos Aires, una clase llena de niños y niñas de 3 años.
En esta clase había un grupo muy especial, pero no precisamente por ser los más amables y tranquilos. Al contrario, estos niños eran poco amables y gritones. La profesora Belén siempre se esforzaba por enseñarles buenos modales y cómo tratar a los demás con respeto.
Pero parecía que sus palabras caían en oídos sordos, ya que cada día el comportamiento empeoraba. Un día, mientras Belén intentaba explicar cómo compartir los juguetes entre todos, uno de los niños gritó: "¡No quiero compartir! ¡Es mío!".
Los demás niños comenzaron a llorar y Belén sintió mucha tristeza al ver la falta de empatía entre ellos. Decidida a encontrar una solución para mejorar el ambiente en su clase, Belén tuvo una idea brillante. Recordó que tenía un libro mágico guardado en su escritorio.
Este libro tenía la capacidad de transportar a las personas a diferentes lugares del mundo cuando lo leías en voz alta.
Al día siguiente, durante la hora del cuento, Belén sacó el libro mágico y les dijo a los niños: "Hoy vamos a leer un cuento muy especial que nos llevará a conocer nuevos amigos". Todos se emocionaron y se sentaron alrededor de ella expectantes.
Belén abrió el libro mágico y comenzó a leer: "Érase una vez en un lugar muy lejano llamado País Amabilidad... ". De repente, todos fueron transportados mágicamente al País Amabilidad, donde todos los habitantes eran amables y respetuosos.
Los niños se encontraron con un niño llamado Martín, quien les mostró cómo compartir y jugar juntos. También conocieron a Lucía, una niña que siempre decía palabras amables y alentadoras. Poco a poco, los niños de la clase comenzaron a imitar el comportamiento de sus nuevos amigos.
Después de pasar un tiempo en el País Amabilidad, Belén leyó otro pasaje del libro mágico que los llevó de regreso a su salón de clases. Los niños estaban emocionados por lo que habían aprendido y decididos a ser más amables entre ellos.
A partir de ese día, algo había cambiado en la clase. Los niños ya no gritaban ni peleaban por los juguetes. En cambio, compartían y se ayudaban mutuamente.
La profesora Belén estaba muy orgullosa de ellos y continuó fomentando los buenos modales y la amabilidad en su día a día. Finalmente, llegó el último día del año escolar y todos se reunieron para despedirse.
Los niños le dieron un gran abrazo a Belén y le dijeron: "Gracias por enseñarnos sobre la amabilidad". La profesora sonrió con alegría mientras pensaba en lo mucho que habían crecido esos pequeños corazones durante el año.
Y así fue como una clase llena de niños poco amables y gritones se transformó en un grupo de amigos bondadosos y respetuosos gracias al poder del amor y la magia del cuento.
FIN.