El jardín de la felicidad



Había una vez un pequeño pajarito llamado Pajarito Jardín Infantil. Vivía en un hermoso jardín lleno de flores y árboles frutales, rodeado de amigables animales que lo visitaban a menudo para jugar y cantar con él.

Pero a pesar de tener tantos amigos y vivir en un lugar tan maravilloso, Pajarito Jardín Infantil tenía un secreto. No se sentía del todo feliz.

A menudo se despertaba triste sin saber por qué, y su canto no era tan alegre como solía serlo. Un día, mientras volaba por el jardín, Pajarito Jardín Infantil vio a la abuela Tortuga caminando lentamente hacia la sombra del árbol más grande del jardín. Decidió seguirla para ver qué estaba haciendo allí.

Cuando llegaron al árbol, la abuela Tortuga comenzó a cavar un agujero en el suelo con sus patas fuertes y arrugadas. "¿Qué estás haciendo?", preguntó curioso Pajarito Jardin Infantes.

"Estoy plantando unas semillas", respondió la abuela Tortuga con una sonrisa amable. "¿Semillas? ¿De qué?", preguntó el pajarito. "Semillas de felicidad", dijo la tortuga. "Creo que tú podrías necesitar algunas".

La abuela Tortuga le explicó que las semillas eran mágicas y que crecerían en cualquier lugar donde se plantaran si se regaban todos los días con amor y cuidado. Pajarito Jardin Infantes decidió que quería probarlo.

Así que la abuela Tortuga le dio algunas semillas y juntos las plantaron en un rincón soleado del jardín. Cada día, el pajarito regaba las semillas con cuidado y les hablaba amorosamente. Con el tiempo, comenzaron a crecer pequeñas plantas verdes. Poco a poco, Pajarito Jardin Infantes comenzó a sentirse más feliz.

Sus amigos notaron que su canto era más fuerte y vibrante que nunca antes. Un día, mientras volaba por el jardín cantando su canción favorita, se detuvo para mirar las hermosas flores que habían crecido a partir de las semillas mágicas.

De repente, entendió algo importante: la felicidad no es algo que se encuentra afuera, sino algo que se cultiva en nuestro interior.

Desde ese día en adelante, Pajarito Jardin Infantil siguió cuidando sus plantas mágicas todos los días y compartiendo su alegría con todos los animales del jardín. Y aunque todavía tenía días tristes de vez en cuando, sabía cómo hacerlos desaparecer cultivando su propia felicidad desde adentro. El final

FIN.

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