El jardín de la tormenta



. La familia vivía en una pequeña casa en el campo, rodeada de árboles frondosos y un jardín lleno de flores de colores brillantes.

Los padres se llamaban Marta y Juan, y los hijos eran Sofía, Lucas, Valentina, Mateo, Camila, Tomás y Julieta. Un día soleado, mientras la familia estaba almorzando en la mesa del comedor, Marta dijo: "Hijos, hoy quiero proponerles un desafío". Todos levantaron la mirada con curiosidad.

"-¿Qué desafío mamá?", preguntó Lucas emocionado. "-Quiero que cada uno de ustedes elija una planta del jardín para cuidarla durante un mes.

Será su responsabilidad regarla todos los días, asegurarse de que reciba suficiente luz solar y protegerla de plagas", explicó Marta con una sonrisa. Los siete hermanos corrieron al jardín emocionados por la idea.

Cada uno eligió una planta diferente: Sofía escogió un rosal rojo, Lucas optó por una margarita blanca, Valentina decidió cuidar un girasol amarillo brillante, Mateo eligió una violeta delicada, Camila se encargó de un cactus espinoso, Tomás tomó a cargo un helecho verde exuberante y Julieta escogió una orquídea rosa. Durante el mes siguiente, los niños se dedicaron con entusiasmo a cuidar sus plantas asignadas.

Aprendieron sobre las necesidades específicas de cada especie y descubrieron lo gratificante que era verlas crecer sanas y fuertes gracias a su dedicación. Sin embargo, una noche oscura y tormentosa llegó a la región.

Una fuerte ráfaga de viento azotaba el jardín y las plantas corrían peligro. Los hermanos se alarmaron al ver cómo sus queridas plantas estaban siendo sacudidas violentamente por la tormenta.

Con valentía y trabajo en equipo, Mamá papá junto a sus siete hijos lograron resguardar las plantas dentro de la casa para protegerlas del temporal. Juntos construyeron refugios improvisados con macetas adicionales e incluso usaron paraguas para evitar que fueran dañadas por el viento huracanado.

Al amanecer siguiente, el sol salió radiante iluminando el jardín donde las plantitas permanecían a salvo gracias al esfuerzo conjunto de toda la familia. Mamá abrazó a sus siete hijos con orgullo: "-¡Han demostrado ser unos verdaderos guardianes de la naturaleza! Su trabajo en equipo salvó estas preciosas plantas".

Desde ese día en adelante, los siete hermanos continuaron cuidando no solo sus plantas asignadas sino también todo el jardín familiar con amor y compromiso. Aprendieron que cuando trabajaban juntos podían superar cualquier desafío que enfrentaran.

Y así Mamá papá junto a sus siete hijos vivieron felices rodeados de naturaleza aprendiendo importantes lecciones sobre responsabilidad compartida y solidaridad familiar.

FIN.

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