El Jardín de las Emociones



En un pequeño pueblo donde el sol siempre brillaba y los pájaros cantaban, había un jardín mágico llamado "El Jardín de las Emociones". En este lugar, cada emoción que sentían los niños del pueblo cobraba vida en flores de distintos colores y formas.

Un día, una niña llamada Lila decidió explorar este jardín, ya que había escuchado historias sobre sus maravillas. Era muy curiosa y, al entrar al jardín, se encontró con un paisaje lleno de flores que brillaban de diferentes colores.

"¡Wow! ¿Qué flores son estas?" -exclamó Lila, impresionada.

De repente, una flor azul que parecía estar saltando se acercó a ella.

"¡Hola! Soy la flor de la felicidad. Cuando sientes alegría, florezco y brillo más que nunca." -dijo la flor, desprendiendo un olor dulce y fresco.

Lila sonrió, nunca había visto algo tan hermoso. Después, se encontró con una flor roja que parecía estar llorando.

"¿Por qué lloras?" -le preguntó Lila.

"Soy la flor de la tristeza. A veces, cuando te sientes triste, me aparezco para recordarte que está bien llorar y dejar salir esos sentimientos." -respondió la flor con una voz suave.

Lila se sentó junto a la flor roja y le acarició los pétalos.

"A veces me siento triste porque extraño a mi perro que se fue a vivir con mi abuela. Pero entiendo que está bien sentirme así" -dijo Lila lentamente.

Continuando su camino, Lila conoció a más flores: la flor amarilla, que representaba la sorpresa; la flor verde, que simbolizaba la calma; y la flor violeta, que era la valentía.

"¡Hola! Soy la flor de la sorpresa. Cuando algo inesperado sucede, yo florezco. Aprendí a disfrutar de esos momentos inesperados, ¿y vos?" -dijo la flor amarilla mientras se movía juguetonamente con el viento.

Lila recordó aquel día en que su mamá le dio la noticia de que irían a un parque de diversiones. Se sintió tan emocionada que no podía dejar de saltar.

"Me encanta lo que me decís, ¡eso me pasó una vez!" -respondió Lila.

Justo cuando pensaba que ya había aprendido todo lo que había en el jardín, escuchó un estruendo. Una nube de oscuridad cubrió el sol, y las flores comenzaron a temblar. Lila miró con temor la sombra que se acercaba.

"¡Ay, no! Es la flor del miedo!" -gritó la flor de la felicidad, mientras se aferraba a Lila.

De la sombra apareció una gran flor negra con espinas.

"Soy la flor del miedo. A veces, los niños sienten miedo de muchas cosas. Pero quiero que sepan que el miedo es una emoción normal y que pueden enfrentarlo." -dijo la flor del miedo, que a pesar de su aspecto amenazante, tenía una voz tranquilizadora.

Lila, sintiéndose intrigada, se acercó a la flor negra.

"¿Es malo sentir miedo?" -preguntó.

"No, Lila. El miedo nos ayuda a cuidar de nosotros mismos. Como cuando sientes miedo al cruzar la calle, eso es bueno y te ayuda a estar alerta. Pero no dejes que el miedo te impida disfrutar lo que amas. A veces, necesitamos un poco de valentía para superarlo" -respondió la flor del miedo, echando a un lado algunas de sus espinas.

Lila recordó la primera vez que tuvo miedo de lanzarse desde un tobogán. Con un poco de valentía, se dio cuenta de que se estaba divirtiendo después de todo.

"Gracias, flor del miedo. Ahora entiendo que debo reconocer mis emociones y nunca tener miedo de hablar sobre ellas" -dijo Lila.

Con el sol volviendo a brillar, Lila sintió una profunda gratitud por todas las emociones que había conocido en el jardín. Comprendió que cada una de ellas era importante y podía ser parte de su vida.

"¡Voy a contarles a todos mis amigos sobre el Jardín de las Emociones!" -anunció Lila con entusiasmo.

Desde entonces, Lila y sus amigos se reunieron a menudo en el jardín, aprendiendo a descubrir y aceptar sus emociones. Juntos, comenzaron a darles nombres a sus propias emociones, creando su propio jardín de sentimientos en sus corazones. Así, cada vez que alguno de ellos sentía algo nuevo, podían hablarlo, disfrutarlo y compartirlo, ayudándose mutuamente a crecer.

Y así, Lila y sus amigos aprendieron que las emociones son como flores: algunas pueden ser hermosas y alegres, mientras que otras pueden parecer oscuras y tristes. Pero todas son parte de la vida y deben ser cuidadas con amor.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!