El Jardín de las Emociones
Martín era un joven curioso y lleno de energía que siempre estaba en busca de aventuras. Un día, mientras paseaba por el parque, se encontró con dos niñas, Sofía y Valentina, quienes estaban visiblemente tristes.
Martín se acercó a ellas y les preguntó qué les sucedía. -¿Qué les pasa, por qué están tan tristes? -preguntó Martín con preocupación. Sofía miró a Martín y dijo: -Hoy perdimos a nuestra mascota, un perrito muy especial para nosotras.
Martín sintió empatía por las niñas y decidió ayudarlas a superar su tristeza. Entonces, les propuso que juntos fueran a un lugar mágico que conocía, el Jardín de las Emociones. Las niñas, curiosas, aceptaron y se dirigieron al parque.
Al llegar, Martín les explicó que en ese jardín cada emoción tenía su propia área, donde vivían animales que representaban esos sentimientos. En el sector de la alegría, descubrieron un grupo de mariposas revoloteando y riendo alegremente.
Mientras que en la zona de la tristeza, encontraron un pavo real con sus colores apagados y cabizbajo. Martín les explicó que todas las emociones eran importantes y que era natural sentir tristeza ante la pérdida de un ser querido.
Con la ayuda de Martín, Sofía y Valentina entendieron que estaba bien sentirse tristes, pero que también era importante recordar los momentos felices que vivieron con su perrito. Juntos, decidieron honrar la memoria de su mascota plantando un árbol en el jardín.
Mientras cavaban un hoyo para plantar el árbol, un conejo se acercó a curiosear. Martín les dijo que ese conejo representaba la esperanza, y que estaba allí para recordarles que, aunque la tristeza los acompañara, también podían encontrar alegría y esperanza en la vida.
Finalmente, plantaron el árbol y sintieron una sensación de paz y gratitud. Las niñas agradecieron a Martín por ayudarlas a comprender sus emociones y por acompañarlas en este momento difícil.
Juntos, regresaron al jardín con una sensación de calma y renovada esperanza en sus corazones.
FIN.