El Jardín de las Formas Mágicas



Había una vez en un jardín encantado, un niño llamado Juanito que se sentía perdido entre todas las formas geométricas que lo rodeaban. Triángulos, círculos, cuadrados y rectángulos se mezclaban a su alrededor, confundiéndolo y sin dejarlo avanzar.

Un día, mientras caminaba entre las figuras, Juanito descubrió algo maravilloso: podía combinar esas formas para crear hermosos paisajes. Con su creatividad desbordante, empezó a construir montañas con triángulos, ríos con círculos y casitas con cuadrados y rectángulos.

Juanito se sintió tan emocionado al ver sus creaciones cobrar vida que decidió compartir su talento con los demás niños del jardín. Pronto, todos se maravillaron al ver cómo él transformaba las simples formas geométricas en paisajes mágicos y coloridos.

Un día llegó al jardín la malvada bruja Polígona, quien estaba celosa del talento de Juanito y quería robarle su don. "¡Ja ja ja! ¡Con mis poderes haré que todas tus creaciones desaparezcan!", amenazó la bruja.

Pero Juanito no se amedrentó. Con valentía y astucia, ideó un plan para enfrentar a la bruja. Utilizando sus conocimientos sobre geometría, trazó un laberinto complicado hecho de figuras geométricas donde Polígona quedó atrapada.

"¡No puedo escapar de aquí!", gritaba la bruja furiosa. Juanito aprovechó la oportunidad para convertir el laberinto en un hermoso jardín lleno de flores y árboles hechos con las mismas formas que usaba antes para crear paisajes.

La bruja Polígona quedó sorprendida por la belleza del lugar y por el ingenio del niño. Finalmente, Polígona entendió que no necesitaba robar el talento de otros para ser feliz; solo tenía que aprender a apreciar la belleza a su alrededor.

Pidiendo perdón a Juanito por sus malas acciones, prometió cambiar y ser una mejor persona. Desde ese día en adelante, el jardín encantado fue aún más especial gracias a los increíbles paisajes creados por Juanito y compartidos con todos sus amigos.

Y aunque había formas geométricas por doquier, ya no eran un laberinto confuso para él; ahora eran herramientas mágicas para dar vida a sus sueños más maravillosos.

FIN.

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