El Jardín de las Hojas Protectoras
Había una vez un hermoso jardín en el que vivían las hojas, el amor, el sol y las flores. Cada uno de ellos tenía una tarea especial para hacer que el jardín fuera aún más bello.
Las hojas eran las encargadas de dar sombra a las flores y protegerlas del sol ardiente.
El amor se encargaba de regarlas con su dulce rocío todas las mañanas, mientras que el sol les daba la energía necesaria para crecer fuertes y saludables. Un día, llegó la primavera y todo cambió en el jardín. Las hojas empezaron a caerse poco a poco, dejando a las flores expuestas al sol directo.
Las pobres flores comenzaron a marchitarse sin la protección de sus amigas hojas. El amor estaba muy preocupado por ellas y decidió ir en busca de ayuda. Recorrió todo el jardín hasta encontrar al sol brillando con fuerza en lo alto del cielo.
"¡Sol! ¡Sol! Necesito tu ayuda urgente", exclamó el amor agitado. "Las flores están sufriendo sin las hojas que las protegen". El sol escuchó atentamente y decidió bajar un poco su intensidad para no dañar más a las pobres flores.
Sin embargo, esto no era suficiente ya que necesitaban algo más que solo luz solar. El amor siguió buscando desesperadamente una solución hasta encontrarse con un grupo de abejas trabajadoras. "Chicas, ¿podrían ayudarme? Las flores están marchitándose sin sus queridas hojitas".
Las abejas estaban entusiasmadas por ayudar y se pusieron manos a la obra. Recorrieron el jardín en busca de hojas caídas y las llevaron hasta las flores, cubriéndolas con mucho cuidado.
Las hojas, al sentir el amor y preocupación de las abejas, decidieron volver a crecer más rápido que nunca para proteger a sus amigas flores. En poco tiempo, el jardín volvió a estar lleno de vida y color.
El amor estaba feliz de ver cómo todos trabajaron juntos para salvar a las flores. Agradeció al sol por bajar su intensidad y dar un respiro a las plantitas. También les dio un gran abrazo a las hojas por regresar tan rápido para protegerlas.
Desde ese día, todas las hojas, el amor, el sol y las flores aprendieron que trabajar en equipo era fundamental para mantener la belleza del jardín. Cada uno cumplía su tarea con dedicación y cariño.
Y así fue como este maravilloso jardín se convirtió en un ejemplo de solidaridad y compañerismo para todos los demás jardines del mundo. Las hojas siempre estuvieron dispuestas a proteger a sus amigas flores sin importar lo que pasara.
Y aunque cada temporada trae cambios, ellos sabían que mientras existiera el amor entre ellos, siempre encontrarían una solución para enfrentar cualquier desafío que se presentara.
FIN.