El jardín de las mariposas
Había una vez un niño llamado Benjamín que vivía en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza. Era curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras.
Un día, mientras exploraba el jardín de su casa, encontró un capullo colgado de una rama. Intrigado, Benjamín decidió observarlo todos los días para descubrir qué había dentro. Durante varias semanas, el niño se dedicó a cuidar del capullo con mucha paciencia y amor.
Lo protegía del viento y la lluvia para asegurarse de que nada le pasara al misterioso ser que estaba por nacer. Finalmente, llegó el esperado día en el que el capullo comenzó a moverse.
Benjamín no podía contener su emoción y se sentó frente a él para no perderse ningún detalle. Poco a poco, una hermosa mariposa emergió del capullo y desplegó sus coloridas alas. - ¡Wow! Eres la mariposa más bonita que he visto jamás -exclamó Benjamín emocionado.
La mariposa revoloteaba felizmente alrededor de Benjamín, como si quisiera mostrarle su gratitud por haberla cuidado durante todo ese tiempo. - ¿Sabes? , me siento muy agradecida contigo por haberme cuidado mientras estaba en mi capullo -dijo la mariposa con voz suave pero clara-.
Me has dado la oportunidad de experimentar esta hermosa metamorfosis y volar libremente. Benjamín sonrió ampliamente al escuchar las palabras de la mariposa y sintió una gran alegría en su corazón. - Me alegra saber que estás feliz, mariposa.
¿Puedo preguntarte algo? -dijo Benjamín con curiosidad. - Por supuesto, pequeño amigo. Estoy aquí para responder todas tus preguntas -respondió la mariposa amablemente.
- ¿Cómo sabías que ibas a convertirte en una mariposa? ¿Y cómo supiste cuándo era el momento adecuado para salir del capullo? La mariposa se posó suavemente sobre la mano de Benjamín y comenzó a explicarle:- Dentro de mí había algo llamado instinto.
Es como un sentido interno que me guía y me dice qué hacer en cada etapa de mi vida. Desde el momento en que nací como oruga, supe que tenía un propósito: convertirme en una hermosa mariposa.
Mi cuerpo empezó a cambiar y cuando llegó el momento adecuado, simplemente seguí mi instinto y salí del capullo. Benjamín quedó fascinado con las palabras de la mariposa y pensó por un momento. - Entonces... ¿todos tenemos un instinto dentro de nosotros? -preguntó Benjamín intrigado. La mariposa asintió con delicadeza.
- Sí, todos tenemos ese instinto especial que nos guía en nuestra propia metamorfosis personal. Nos ayuda a descubrir quiénes somos realmente y qué queremos lograr en la vida. Solo necesitas prestar atención a tu corazón y escuchar lo que te dice.
Desde aquel día, Benjamín aprendió una valiosa lección gracias a la amistad con la mariposa: nunca debemos subestimar nuestro propio potencial para transformarnos y seguir nuestros sueños.
Él entendió que, al igual que la mariposa, todos tenemos un instinto interno que nos guía y nos ayuda a convertirnos en las mejores versiones de nosotros mismos. Y así, Benjamín siguió explorando el mundo con una nueva perspectiva y se convirtió en un niño valiente y decidido a perseguir sus sueños.
Y cada vez que veía una mariposa volar libremente, recordaba la increíble historia de su amiga y sonreía sabiendo que él también tenía el poder de transformarse.
FIN.