El Jardín de los Colores
En un brillante y alegre jardín, vivían dos amigos inseparables: Lila, una mariposa de colores hermosos, y Benji, un pequeño conejito muy cariñoso. Un día, mientras jugaban a las escondidas, Lila decidió hacer una broma y se escondió entre las flores más altas. "Benji, no me encontrarás nunca", dijo Lila riendo. Pero Benji se sintió un poco triste y respondió: "A veces me gustaría que jugaras de otra manera y respetaras los lugares donde están las flores". Lila se quedó callada, pensativa.
Al día siguiente, mientras exploraban el jardín, Lila notó que algunas flores estaban marchitas. "¿Por qué están así?", preguntó confundida. "Porque a veces olvidamos cuidar de ellas y eso no es respetarlas", explicó Benji. "¡Oh! No sabía que las flores también necesitaban nuestro cuidado!" En ese momento, Lila comprendió que para ser una buena amiga, debía respetar también a su entorno y a los seres que lo habitaban.
Decidieron organizar un día de cuidado en el jardín. "¡Vamos a regar las flores y cantarle a cada una!", propuso Benji entusiasmado. Lila, llena de energía, respondió: "¡Sí, hagamos que el jardín brille aún más!" Y así se pusieron a trabajar juntos, cuidando cada flor con mucho respeto. Mientras lo hacían, Lila le dijo a Benji: "Estoy aprendiendo que el respeto se muestra de muchas maneras. Hasta las flores lo sienten, ¿verdad?".
El jardín floreció como nunca antes. Un día, mientras admiraban su trabajo, Lila le sonrió a Benji y dijo: "Gracias por enseñarme el valor del respeto, amigo. Cada vez que cuidamos algo, estamos mostrando cuánto lo apreciamos". Benji asintió y respondió: "Y cuando nos respetamos entre nosotros, nuestra amistad se vuelve más fuerte". Y así, en su jardín lleno de colores, aprendieron a jugar y vivir en armonía, cuidando todo lo que los rodeaba.
FIN.