El jardín de los deseos



que nunca antes había visto. Luna, con su corazón lleno de emoción y curiosidad, decidió aventurarse por ese sendero misterioso para descubrir a dónde la llevaría.

El camino estaba rodeado de árboles altos y frondosos que susurraban historias antiguas al viento. El suave murmullo del arroyo cercano acompañaba los pasos ligeros de Luna mientras avanzaba con valentía en su travesía. Pronto, el bosque se abrió ante ella revelando un prado bañado por la luz dorada del sol.

En medio del prado, Luna divisó una figura singular: un zorro plateado con ojos brillantes que parecían contener secretos milenarios.

El zorro se acercó a Luna con gracia y le dijo: "-¡Bienvenida, pequeña exploradora! Soy Zafiro, guardián de este bosque encantado. ¿Qué te ha traído hasta aquí?". Luna, maravillada por la presencia del zorro parlante, respondió: "-Hola Zafiro, soy Luna y mi curiosidad me llevó a descubrir este camino secreto.

¿Qué hay más allá de este prado?". Zafiro sonrió con complicidad y le dijo: "-Detrás de este prado se encuentra el Jardín de los Sueños, donde las flores bailan al compás del viento y los deseos se hacen realidad".

Intrigada por estas palabras, Luna siguió al zorro plateado hasta llegar al Jardín de los Sueños. Allí encontró flores de colores vibrantes que cantaban melodías dulces y pájaros que tejían sueños en el aire.

En el centro del jardín brillaba una fuente mágica cuyas aguas relucían como estrellas fugaces. "-¿Qué es esta fuente?", preguntó Luna emocionada. Zafiro explicó: "-Esta es la Fuente de los Deseos, donde aquellos con corazón puro pueden pedir un deseo que se cumplirá si lo merecen".

Sin dudarlo, Luna cerró los ojos con fuerza y pidió en silencio un deseo sincero. De repente, una luz cegadora envolvió a Luna y cuando abrió los ojos nuevamente estaba frente a su casa en la Calle de los Sueños.

Había regresado al punto donde comenzó su aventura pero algo era diferente en ella; ahora irradiaba una luz especial y una determinación renovada.

Desde ese día, Luna siguió explorando el bosque junto a Zafiro aprendiendo lecciones valiosas sobre amistad, coraje y bondad. Cada noche miraba las estrellas desde su ventana sabiendo que dentro de ella brillaba una estrella aún más poderosa capaz de hacer realidad sus sueños más preciados.

Y así fue como la pequeña Luna descubrió que la verdadera magia reside en creer en uno mismo y en nunca dejar de perseguir aquello que ilumina nuestro corazón.

FIN.

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