El Jardín de los Deseos Altruistas


Había una vez tres niños llamados Martín, Sofía y Lucas, que vivían en un pequeño pueblo rodeado de hermosos jardines. Un día, mientras jugaban cerca del bosque, descubrieron una puerta mágica escondida entre los arbustos.

Intrigados por lo que podría haber detrás de esa puerta, decidieron abrirla y se encontraron con un increíble jardín lleno de flores multicolores y árboles frutales. Pero lo más sorprendente era una fuente mágica que les concedía un deseo a cada uno.

Martín fue el primero en acercarse a la fuente y pidió tener muchos juguetes nuevos para él solo. Al instante, apareció una montaña de juguetes frente a sus ojos.

Martín estaba emocionado al principio, pero pronto se dio cuenta de que no tenía a nadie con quien compartirlos ni jugar. Sofía fue la siguiente en acercarse a la fuente y deseó ser famosa para que todos la admiraran.

De repente, se convirtió en una estrella de televisión muy conocida. Sin embargo, Sofía se sintió sola porque las personas solo estaban interesadas en su fama y no en quién era realmente. Lucas observaba atentamente cómo los deseos egoístas afectaban a sus amigos y decidió hacer algo diferente.

Se acercó a la fuente y pidió tener el poder de curar cualquier enfermedad del mundo. En ese momento, recibió un collar mágico que le permitiría sanar cualquier enfermedad con solo tocarlo.

Los días pasaron y Lucas usaba su poder para ayudar a muchas personas enfermas. Pero a medida que curaba a más personas, su poder se debilitaba y comenzó a sentirse agotado.

Martín y Sofía, al darse cuenta de la nobleza de Lucas, se sintieron arrepentidos por sus deseos egoístas. Un día, mientras los tres niños estaban juntos en el jardín mágico, Lucas cayó al suelo exhausto por haber utilizado demasiada energía para sanar a las personas enfermas.

Martín y Sofía se acercaron preocupados y le pidieron disculpas por sus deseos egoístas. "Lucas, lo siento mucho por haber sido tan egoísta con mi deseo", dijo Martín con lágrimas en los ojos.

"Yo también lamento haber buscado la fama en lugar de valorar nuestra amistad", agregó Sofía con tristeza. Lucas sonrió débilmente y les dijo: "No importa lo que hayan deseado antes. Lo importante es que ahora entienden la importancia de pensar en los demás antes que en uno mismo".

Entonces, Martín y Sofía tomaron las manos de Lucas y todos hicieron un último deseo juntos: pedir felicidad para todas las personas del mundo. De repente, el jardín mágico brilló intensamente y una luz cálida envolvió a los tres amigos.

Cuando abrieron los ojos nuevamente, se encontraron rodeados de risas y alegría. El jardín había cobrado vida con niños jugando felices entre las flores.

Desde ese día, Martín aprendió a compartir sus juguetes con otros niños necesitados; Sofía utilizó su fama para crear conciencia sobre temas importantes y ayudar a los demás. Y Lucas continuó usando su poder para sanar a las personas, pero ahora también enseñaba a otros niños cómo hacerlo.

Los tres amigos aprendieron que la verdadera felicidad no se encuentra en los deseos egoístas, sino en el amor y la amistad que comparten con los demás. A partir de ese momento, dedicaron sus vidas a hacer del mundo un lugar mejor y nunca más volvieron a ser egoístas.

Y así, gracias al jardín mágico y sus valiosas lecciones, Martín, Sofía y Lucas vivieron felices para siempre.

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