El jardín de los pajaritos



Había una vez una niña llamada Delfina que estaba muy emocionada porque iba a empezar el jardín. Era su primer día, y aunque estaba un poco nerviosa, también sentía mucha curiosidad por lo que le esperaba.

Cuando llegó al jardín, Delfina vio a otros niños jugando en el patio. Se acercó a ellos tímidamente y les dijo: "¡Hola! Soy Delfina, ¿puedo jugar con ustedes?" Los niños sonrieron y asintieron con entusiasmo.

Desde ese momento, Delfina se hizo amiga de Sofía, Martín y Lucas. Juntos exploraban cada rincón del jardín, saltaban en los charcos después de la lluvia y construían castillos de arena en el arenero.

Un día, mientras jugaban cerca del árbol grande del patio, Delfina notó algo extraño. Había un nido abandonado en las ramas más altas. "¿Qué será eso?", se preguntó ella. Decidió subir al árbol para investigar. Cuando alcanzó el nido, encontró tres huevitos pequeños dentro.

Sin pensarlo dos veces, decidió cuidarlos hasta que eclosionaran. Con mucho cuidado envolvió los huevos en hojas secas y los llevó a su casa.

Delfina construyó un pequeño nido improvisado con una caja de zapatos forrada de algodón para proteger los huevos hasta que estuvieran listos para salir del cascarón. Todos sus amigos estaban fascinados con la idea y prometieron ayudarla a cuidarlos. Pasaron algunos días y finalmente los huevos eclosionaron. De ellos salieron tres pajaritos hambrientos y débiles.

Delfina, Sofía, Martín y Lucas se turnaban para alimentarlos con gusanitos y semillas. A medida que los días pasaban, los pajaritos crecían fuertes y llenos de energía.

Delfina y sus amigos aprendieron mucho sobre el cuidado de las aves mientras observaban cómo volaban en círculos alrededor del patio. Un día, cuando estaban jugando en el jardín, un gato callejero apareció de repente. Los niños se asustaron porque sabían que los gatos podían lastimar a los pajaritos.

Rápidamente corrieron hacia ellos para protegerlos. Delfina recordó algo que había leído en un libro sobre pájaros: "Los pájaros tienen miedo de las serpientes".

Sin pensarlo dos veces, buscó una cuerda larga e hizo una forma parecida a la serpiente moviéndola por el suelo. El gato vio la cuerda serpentear por el suelo y rápidamente se alejó asustado. Los niños celebraron su victoria y abrazaron a los pajaritos con cariño.

Desde ese día, Delfina, Sofía, Martín y Lucas siguieron siendo grandes amigos. Cuidaron juntos a los pajaritos hasta que estuvieron lo suficientemente fuertes como para volar por sí mismos. La experiencia enseñó a Delfina lo importante que es tener amigos verdaderos que te apoyen en momentos difíciles.

También aprendió la importancia de cuidar a otras criaturas vivientes y cómo pequeñas acciones pueden marcar una gran diferencia.

Y así, Delfina y sus amigos continuaron explorando el jardín, descubriendo nuevas aventuras y creciendo juntos en un mundo lleno de amistad y aprendizaje.

FIN.

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