El Jardín de los Recuerdos
En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, vivía una niña llamada Clara. Clara era una entusiasta jardinera, siempre cultiva flores de todos los colores en su jardín, pero entre todas ellas, había una especial: una rosa azul que había crecido a partir de una semilla que le había regalado su abuelo. El abuelo siempre le decía que una rosa azul simbolizaba los sueños y las cosas imposibles.
Un día, mientras cuidaba su jardín, Clara conoció a un chico llamado Tomás. Tomás se había mudado recientemente al pueblo y estaba en busca de un lugar donde jugar.
"¡Hola! ¿Te gustaría ayudarme a regar estas flores?" - le preguntó Clara con una sonrisa.
"Claro, me encantaría. Tu jardín es hermoso" - respondió Tomás.
Con el paso de los días, Clara y Tomás se hicieron grandes amigos. Paseaban por el pueblo, compartían sueños y hacían planes de aventuras. Un día, mientras estaban sentados bajo el árbol más grande del jardín de Clara, Tomás le dijo:
"¿Crees que alguna vez podríamos ver una verdadera rosa azul?"¡Claro! Solo tenemos que seguir soñando y cuidando nuestras flores" - le contestó Clara.
Los días pasaron y Clara realizó un trato con Tomás: él tendría que crear su propio jardín en su casa, y juntos tendrían un jardín de sueños que compartirían y cuidarían cada día. Sin embargo, Tomás había pasado por algunas dificultades familiares y una noche, su familia tuvo que mudarse de nuevo a otra ciudad. Clara se sintió triste, pero sabía que Tomás había luchado por adaptarse a su nueva vida.
"Te voy a extrañar mucho, Tomás" - dijo Clara, con lágrimas en los ojos.
"Yo también, Clara. Pero prométeme que cuidarás de la rosa azul como si fuera un tesoro" - le pidió Tomás.
"Siempre lo haré. Y cuando menos lo esperes, encontraré la manera de hacer que esa rosa se vuelva azul" - respondió Clara.
Tomás se despidió, y Clara, aunque triste, comenzó a cuidar su jardín con más esmero que nunca. Pasaron los meses y Clara aprendió a ser fuerte. Cada vez que miraba la rosa, recordaba a Tomás y los momentos que pasaron juntos. Para mantener vivo su sueño, decidió organizar un concurso de flores en su pueblo con el nombre "El Jardín de los Recuerdos".
Con el tiempo, Clara inspiró a los demás niños a plantar flores en honor a sus amigos, en un acto de amor y amistad. El día del concurso, los jardines de los niños florecieron en todo su esplendor. Clara presentó su rosa azul, que había florecido con más fuerza que nunca. Durante el evento, un chico rubio con una sonrisa familiar apareció en la distancia. Cuando se acercó, Clara sintió que su corazón latía con fuerza. Era Tomás.
"¡Clara! Vine a ver tu jardín" - dijo Tomás, emocionado.
"¡Tomás! No sabía si volverías" - exclamó Clara, llena de alegría.
"Prometí volver. Y quise ver cómo cumpliste tu sueño" - respondió con orgullo.
Después de muchos abrazos y risas, Clara y Tomás vieron juntos el jardín lleno de flores. Esa tarde, decidieron plantar una nueva rosa, ahora juntos, simbolizando todos los sueños y amistades que habían cultivado.
"Esta rosa también será azul, ¿verdad?" - pregunto Tomás con una sonrisa.
"Sí, junto con nuestros sueños. ¡Siempre juntos!" - finalizó Clara.
Ambos aprendieron que aunque la vida puede llevarte a caminos diferentes, las amistades y los recuerdos siempre florecerán en el jardín de nuestros corazones.
FIN.