El jardín de los sabores saludables



En un pequeño barrio de Buenos Aires, vivía una niña llamada Sofía que adoraba comer golosinas. Todos los días, después de la escuela, corría a la kiosquera para comprar sus dulces favoritos: gomitas, caramelos y chocolates. Un día, mientras disfrutaba de una paleta en el parque, se encontró con un niño llamado Lucas, que estaba comiendo una manzana.

"¿No querés un caramelito, Lucas?" - le ofreció Sofía mientras sostenía su paleta.

"No, gracias. Prefiero mi manzana. Estas me llenan de energía para jugar. Además, son riquísimas" - le contestó Lucas con una sonrisa.

A Sofía le sorprendió la respuesta. Nunca había visto a alguien tan contento comiendo fruta. Intrigada, decidió seguir a Lucas, quien la llevó a un mágico jardín en la esquina del barrio. Allí, habían plantado muchas verduras y frutas.

"¡Mirá, Sofía!" - dijo Lucas mientras saltaba de alegría "Esto es un jardín comunitario. Aquí plantamos nuestras propias verduras y frutas. ¡Es el mejor lugar del mundo!"

"¿En serio? ¿Todas estas plantas dan comida?" - preguntó Sofía, asombrada.

Al ver tantos colores y olores, Sofía se sintió emocionada. Lucas comenzó a explicarle cómo cuidar las plantas y por qué eran importantes para su salud.

"Las verduras y frutas nos ayudan a crecer fuertes y sanos. Si comés correcto, tu cuerpo se siente mejor y tenés más energía para jugar" - le dijo Lucas mientras cosechaba algunas zanahorias y tomates.

Esa tarde, Sofía decidió que quería ayudar en el jardín. Cada día, después de la escuela, se sumaba al grupo de niños que cuidaban de las plantas. Al principio, le resultaba complicado, pero poco a poco fue aprendiendo a amar la tierra y los alimentos saludables.

Un día, mientras estaban en el jardín, ocurrieron un par de cosas curiosas. Un grupo de chicos del barrio apareció y comenzó a burlarse de ellos.

"¡Miren a los ecológicos! ¡Comiendo plantas!" - se reían los otros chicos.

Sofía se sintió un poco triste, pero Lucas, con firmeza, les respondió:

"¡¿Y qué? ! Nosotros somos fuertes y estamos aprendiendo a cuidar nuestro cuerpo. ¡Ustedes quizás no saben lo que se están perdiendo!"

Los chicos se quedaron callados y en ese momento, Sofía sintió un brillo de valentía. Entonces, decidió invitar a todos los niños a probar algunas de las verduras y frutas que habían cosechado.

"¡Hoy haremos una gran ensalada! Vengan a probarla y luego nos cuentan qué les parece!" - llamó Sofía con una gran sonrisa.

Los niños, curiosos, aceptaron la invitación y pronto estaban en el jardín, ayudando a preparar la ensalada. La mezcla de colores y sabores sorprendió a todos. Al final, cada uno se llevó una porción hecha por ellos mismos.

Al día siguiente, Sofía notó que varios niños empezaban a interesarse en el jardín. Lucas le dijo:

"Ves, Sofía, cuidar de nuestra salud y nuestro ambiente puede ser divertido. Además, ¡todo el mundo puede disfrutar de las cosas ricas y saludables!" - sonrió.

Pero la historia no termina ahí. Un par de semanas después, decidieron organizar una fiesta en el jardín, invitando a todos sus amigos y familiares. Sofía ayudó a preparar una gran mesa con ensaladas, frutas y jugos naturales.

Aquella fiesta fue un éxito. Los niños se divirtieron y todos aprendieron sobre la importancia de una buena alimentación.

"Gracias, Sofía, por abrirnos los ojos" - le dijo un chico que se había burlado de ellos al principio.

"¡Sí! ¡El jardín es nuestro lugar especial!" - agregó otro.

Desde aquel día, Sofía no sólo disfrutó de las golosinas de vez en cuando, sino que también comenzó a incluir más frutas y verduras en su dieta. Se dio cuenta de que podía ser saludable y divertirse al mismo tiempo.

El jardín se convirtió en un lugar de encuentro y aprendizaje, donde todos los niños del barrio entendieron que comer bien era una aventura llena de colores y sabores. Sofía y Lucas se volvieron amigos inseparables y siempre estaban buscando nuevas maneras de cultivar más alimentos y compartirlos con su comunidad.

Y así, en aquel pequeño barrio de Buenos Aires, todos aprendieron que una buena alimentación era la llave para vivir felices y llenos de energía.

FIN.

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