El Jardín de los Sentimientos
En un pequeño pueblo de colores vibrantes, había un inmenso jardín donde convivían dos flores muy especiales: Amor, la flor rosa brillante, y Odio, la flor negra y espinosa. A pesar de ser completamente diferentes, Amor y Odio vivían en el mismo jardín.
Una mañana soleada, Amor despertó y, al ver a Odio, se dijo a sí misma: "- ¡Qué día tan hermoso! Hoy voy a intentar hacer que Odio sonría!" Amor se acercó a Odio, que siempre tenía una expresión en su pétalo sombrío.
"- ¡Hola, Odio! Hoy es un buen día para disfrutar de la vida! ¿Te gustaría jugar un poco?" dijo Amor con su voz dulce.
"- No tengo ganas de jugar. El mundo es aburrido y la gente no entiende lo que siento. " respondió Odio, con un susurro melancólico.
Amor, entusiasmada, decidió no rendirse. Se fue a buscar a sus otros amigos del jardín: Alegría, la mariposa multicolor, y Esperanza, el hermoso girasol. Juntos, idearon un plan para alegrar a Odio.
"- Vamos a organizar una fiesta sorpresa!" propuso Alegría.
"- ¡Sí! Será genial!" añadió Esperanza con brillo en sus ojos.
Así que comenzaron a trabajar. Decoraron el jardín con cintas y flores, prepararon un delicioso banquete de frutas y endulzaron el aire con risas. Todo estaba listo y el día de la fiesta, Amor se acercó a Odio nuevamente.
"- Odio, he preparado algo especial para ti. ¡Ven!" invitó Amor soñadora.
Curiosa, aunque un poco escéptica, Odio decidió seguir a Amor. Cuando llegó al centro del jardín y vio la fiesta, no lo podía creer.
"- ¿Todo esto es para mí?" preguntó Odio, incrédula.
"- ¡Sí! Queremos que te sientas feliz!" respondió Amor entusiasmada.
Odio sintió, por primera vez, un pequeño destello de emoción. A pesar de su naturaleza espinosa, su corazón anhelaba pertenecer e incluirse. Entonces, mientras todos bailaban y reían, Odio decidió sumarse y se unió a la diversión.
Sin embargo, justo cuando todo parecía perfecto, una oscura nube apareció sobre el jardín, lanzando una sombra sobre todos. Era la tristeza, que tenía un plan de quedarse. Esta nube atrajo la atención de todos los presentes, incluidas las flores.
"- No pueden ser felices con esa flor amarga aquí " dijo la tristeza con su voz profunda.
Los amigos de Amor comenzaron a murmurar.
"- Tal vez tengan razón... " dijo Alegría, dudosa.
Pero Amor no se dio por vencida. Se acercó a Odio, que había empezado a florecer en alegría.
"- Odio, tú has cambiado hoy. Puede que sea oscura, pero la tristeza también siente. ¡Necesitamos mostrarle que podemos brillar!" dijo Amor, decidida.
Así que Amor y Odio se unieron, formando un lazo inesperado, mientras todos los otros flores se acercaban. Juntos, decidieron que podían hacer que la tristeza se sintiera parte del jardín. Amor habló a la nube.
"- ¡Hola, tristeza! Ven, no hay razón para quedarte aquí sola. ¡Únete a nosotros! ¡Podemos ser amigos!" dijo Amor, llena de esperanza.
La nube se sorprendió y bajó un poco.
"- ¿Amigos? No sé... La tristeza no sabe jugar. " respondió con un eco triste.
"- Pero nosotros podemos enseñarte. " dijo Odio, ya sin espinas.
Al escuchar esto, la tristeza comenzó a desvanecerse, mientras el sol se abría paso entre las nubes. Todo el jardín brilló como nunca antes. Amor y Odio habían creado un espacio para todos.
La fiesta continuó, ahora con la tristeza dentro de ella, aprendiendo a ser parte del feliz jardín. Así, Amor y Odio entendieron que ambas eran necesarias; una no podía existir sin la otra, y que juntos enseñaron a todos los demás a sentir y a compartir sus emociones.
Desde entonces, en el jardín de los sentimientos, cada vez que pasaba una nube de tristeza, Amor y Odio siempre la invitaban a jugar, mostrando que incluso los sentimientos más difíciles podían encontrar lugar para ser parte de la felicidad.
Al final del día, una emoción no es ni buena ni mala, son la forma en que aprendemos, crecemos y nos entendemos mejor a nosotros mismos y a los demás.
Y así, Amor y Odio vivieron felices, enseñando que cada sentimiento tiene su lugar en nuestro corazón.
FIN.