El Jardín de los Sentimientos
En un pequeño pueblo donde las flores siempre florecían, vivían dos jóvenes llamados Luca y Valentina. Desde que eran muy chicos, habían sido inseparables, compartían risas, juegos y sueños. Pero cuando crecieron, también lo hicieron las emociones y comenzaron a pelear más a menudo.
Una tarde, mientras jugaban en el Jardín de las Maravillas, una hermosa zona llena de plantas y colores vibrantes, tuvieron una gran discusión.
- “¡No podés siempre decidir lo que hacemos! ” - gritó Valentina, con los ojos llenos de furia.
- “Pero yo solo quiero que lo pasemos bien”, - contestó Luca, frustrado.
Después de esa pelea, Valentina se marchó llorando, y Luca se sintió muy mal, pero no sabía cómo remediarlo. Al día siguiente, decidieron no hablarse.
Días pasaron y el Jardín de las Maravillas, que antes era un lugar lleno de risas, ahora se sentía vacío y sombrío. A pesar de su triste separación, ambos seguían pensando en lo mucho que se extrañaban.
Un día, mientras Valentina paseaba, encontró a una mariposa atrapada en una telaraña. Se agachó y, con mucho cuidado, la liberó.
- “¡Suerte, amiga mariposa! ” - le dijo, sonriendo al ver cómo la mariposa se alzaba y bailaba en el aire. Pero al mirar la mariposa volar, sintió que algo dentro de ella también quería volar, quería volver a ser feliz.
Por otro lado, Luca caminaba por el pueblo cuando se topó con un grupo de chicos que estaban cultivando plantas en una especie de concurso.
- “¿Te gustaría participar? ” - le preguntaron. Luca, al recordar que siempre había querido cultivar flores junto a Valentina, sintió un vacío en su corazón.
Sin pensarlo dos veces, se unió al grupo, decidido a plantar el jardín más hermoso del pueblo, esperando que Valentina también lo viera.
Valentina, al enterarse de que Luca había participado, sintió curiosidad y fue a ver cómo iba todo. Cuando llegó, vio a Luca llenando maceteros con semillas.
- “¡Wow! No sabía que estabas haciendo esto”, - dijo Valentina, sorprendida.
- “Sí, siempre quise hacerlo con vos”, - respondió Luca, sonriendo nerviosamente.
Ambos se miraron, y aunque la tristeza de las peleas aún estaba presente, el cariño que se tenían comenzó a florecer nuevamente. Juntos, decidieron unir fuerzas para cultivar el jardín.
Pasaron horas regando las plantas, cuidándolas y hablando sobre sus sueños. Finalmente, el jardín se llenó de colores y aromas, y pudo ver la belleza de lo que podían lograr juntos.
Valentina se dio cuenta de que las peleas no podían destruir lo que sentían, y Luca entendió que ambos debían escuchar el uno al otro con más cariño.
- “¿Podemos hacerlo mejor la próxima vez? ” - preguntó Valentina, con una sonrisa tímida.
- “Sí, prometo no enojarme tan rápido”, - dijo Luca, aliviado.
Poco a poco, las peleas fueron desapareciendo y el amor fue floreciendo nuevamente. El Jardín de las Maravillas se convirtió en un lugar de felicidad y unión, donde cada vez que surgía una discrepancia, ellos se sentaban a conversar, como los buenos amigos y amantes que eran.
Con el tiempo, aprendieron a apreciar sus diferencias y a valorarse más. Así, Luca y Valentina se convirtieron en los cuidadores del jardín, haciendo florecer no solo las plantas, sino también su cariño, que siempre florecería en cada discusión superada.
Y así, el Jardín de los Sentimientos se llenó de flores y amor, mientras que el pueblo siempre recordaba la historia de Luca y Valentina, quienes aprendieron que a veces, los conflictos pueden ser la semilla que hace crecer un amor aún más fuerte.
FIN.