El jardín de los sueños


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivían Marisol y su hija Diana. Diana tenía 5 años y una sonrisa que iluminaba a todos los que la conocían.

Sin embargo, Diana tenía discapacidad intelectual, lo cual hacía que Marisol se sintiera perdida y sola muchas veces. Marisol amaba con todo su corazón a Diana, pero no sabía cómo ayudarla a desarrollarse y aprender como los demás niños de su edad.

Se sentía abrumada por la responsabilidad de ser madre de una niña con necesidades especiales, y a menudo pensaba que no podría hacer nada para ayudar a su hija.

Un día, mientras paseaban por el parque, Diana vio a un grupo de niños jugando al escondite. Con emoción en sus ojos, le dijo a Marisol: "Mami, ¡quiero jugar!". Marisol sintió un nudo en la garganta al darse cuenta de que Diana no podía unirse al juego debido a sus limitaciones.

"Lo siento mucho, mi amor", dijo Marisol con tristeza. "No podemos jugar a eso".

Diana miró a su mamá con determinación y le dijo: "¡Pero podemos inventar nuestro propio juego! ¡Yo te ayudo!"Marisol se sorprendió por la actitud positiva de su hija e inmediatamente aceptó el desafío. Juntas crearon un divertido juego de buscar colores en el parque, donde Diana nombraba los colores que veía a su alrededor y Marisol los buscaba.

A medida que pasaban los días, Marisol se dio cuenta de que podía enseñarle cosas nuevas a Diana de una manera creativa y adaptada a sus necesidades.

Descubrió que podían comunicarse mejor a través del arte y la música, lo cual despertaba la curiosidad y alegría de Diana. Una tarde, mientras pintaban juntas en casa, Diana le dijo emocionada:"¡Mami! ¡Me encanta pintar contigo! Gracias por enseñarme cosas nuevas todos los días".

Las lágrimas brotaron de los ojos de Marisol al escuchar las palabras sinceras de su hija. En ese momento supo que no estaba sola en esta travesía; tenían todo el amor y apoyo mutuo para enfrentar cualquier desafío juntas.

Con el tiempo, Marisol aprendió que no existen límites cuando se trata del amor entre madre e hija. Aceptó a Diana tal como era y juntas descubrieron un mundo lleno de posibilidades infinitas.

Y así, en Villa Esperanza, Marisol y Diana demostraron que con amor, paciencia y creatividad todo es posible. Desde entonces, cada día se convirtió en una aventura llena de aprendizaje mutuo y momentos inolvidables para ambas. Y colorín colorado este cuento adaptado ha terminado pero la historia real entre Marisol y Diana apenas está comenzando...

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