El Jardín de los Sueños



Había una vez en un pequeño pueblo, un lugar mágico conocido como El Jardín de los Sueños. En este jardín, florecían las plantas más extrañas y asombrosas que se puedan imaginar.

Había árboles que daban frutos de caramelos, flores que brillaban en la oscuridad y arbustos de algodón de azúcar. Los niños del pueblo, Lucas y Martina, siempre habían escuchado historias sobre este jardín, pero nunca se atrevieron a entrar en él.

Un día, mientras paseaban por el bosque, se encontraron de frente con la entrada del jardín. -¿Has oído hablar del Jardín de los Sueños, Martina? -preguntó Lucas, con gran curiosidad. -Sí, pero dicen que es un lugar muy especial y mágico -respondió Martina con temor.

A pesar del miedo, decidieron aventurarse y descubrieron un espectáculo de colores y aromas que jamás habían imaginado. De repente, una voz suave y amable los saludó: -¡Bienvenidos al Jardín de los Sueños! Soy Florinda, la guardiana de este lugar mágico.

Los niños quedaron maravillados al hablar con Florinda, quien les explicó que en ese jardín crecían las semillas de los sueños. -¿Semillas de los sueños? ¿Qué son? -preguntó Martina.

-Las semillas de los sueños son pequeñas semillas mágicas que tienen el poder de convertir los sueños en realidad. Pero para que crezcan, necesitan amor, amistad, valentía y perseverancia -explicó Florinda. Intrigados por esta afirmación, los niños decidieron ayudar a cuidar las plantas mágicas.

Con el paso del tiempo, aprendieron importantes lecciones sobre la importancia de la amistad, el valor de ser valientes y la alegría de ser persistentes.

Un día, mientras regaban las plantas, vieron cómo las semillas de los sueños empezaron a brotar y florecer, llenando el jardín de colores y alegría. Después de un tiempo, las semillas dieron frutos y los niños se sorprendieron al ver que cada fruto cumplía un deseo relacionado con el sentimiento que habían sembrado.

Así, descubrieron que el amor y la amistad podían convertir los sueños en realidades maravillosas. Desde ese día, Lucas y Martina visitaron el jardín regularmente, compartiendo su amor y amistad con cada planta mágica.

Y cada vez que un sueño se hacía realidad, una nueva planta florecía en El Jardín de los Sueños.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!