El Jardín de los Sueños



Era un soleado lunes por la mañana y en el jardín de infantes "El Arcoíris", un grupo de pequeños niños jugaba felices en el patio. Entre ellos estaban Luca, una niño curioso con una gorra roja, y Sofía, una niña alegre con un vestidito azul. Aunque parecían diferentes, ambos compartían un gran amor por la aventura.

- ¡Hola! -dijo Luca mientras corría hacia el tobogán.- ¿Querés jugar conmigo?

- ¡Claro! -respondió Sofía, sonriendo.- Vamos a deslizarse juntos.

Los dos se subieron al tobogán y, en un instante, se deslizaron gritando de alegría.

- ¡Esto es increíble! -exclamó Sofía mientras aterrizaban en la arena.

- Sí, ¡deberíamos hacer una competencia! -dijo Luca, con los ojos brillantes de emoción.

Así empezó una hermosa amistad. Pasaron el resto de la mañana jugando a construir castillos de arena, dibujando en el patio y explorando el jardín. Pronto, descubrieron algo asombroso: ¡había un pequeño rincón secreto detrás de unos arbustos!

- ¡Mirá, Sofía! -dijo Luca, emocionado, mientras se asomaban al escondite.- ¡Es como un mundo mágico!

- ¡Sí! Parece que podemos hacer un club secreto aquí -sugirió Sofía.

Ambos empezaron a planear cómo harían de ese lugar su propio refugio especial. Pero al poco tiempo, notaron que otros niños, como Samuel y Valentina, los miraban con curiosidad desde el columpio.

- ¿Qué están haciendo? -preguntó Samuel, acercándose con un brillo de curiosidad en los ojos.

- Estamos formando un club secreto. ¿Quieren unirse? -invitó Sofía.

Valentina, que siempre era algo tímida, dudó un momento, pero Samuel respondió: - ¡Me encantaría! ¿Y qué hacemos en el club?

- Podemos contar historias y hacer aventuras -dijo Luca, mientras su mente corría llenas de ideas. - Pero hay una regla: la amistad es lo más importante.

Todos los niños asintieron, llenos de entusiasmo. Así nació el "Club del Jardín de los Sueños". Cada día, se reunían en su rincón escondido para compartir cuentos, jugar y soñar juntos.

Sin embargo, un día, algo inesperado sucedió. Mientras jugaban, un grupo de niños mayores comenzó a burlarse de ellos.

- ¿Qué hacen ustedes en ese refugio ridículo? -se rió uno de los mayores.

Luca y Sofía se miraron preocupados, y un silencio incómodo se apoderó del grupo. Sofía, sintiéndose triste, dijo:

- No deberíamos dejar que eso nos afecte. Hacemos esto porque nos divertimos juntos.

- ¡Sí! -gritó Samuel, tomando valor.- ¡Nadie puede romper nuestra amistad!

Un nuevo sentido de determinación surgió entre los pequeños, y decidieron hacer una presentación especial en el jardín para demostrar que trabajar juntos era lo que realmente importaba. Comenzaron a preparar historias, inventar canciones y hacer manualidades para mostrar a todos lo valiosa que era su amistad.

El día de la presentación, el patio estaba lleno. Niños y maestros se sentaron a ver lo que habían preparado. Cuando Luca, Sofía, Samuel y Valentina subieron al escenario, sus corazones latían con fuerza, pero estaban decididos a brillar.

- ¡Hola a todos! -dijo Luca, mientras miraba a su alrededor.- Hoy queremos mostrarles lo que significa ser amigos.

Y así, cada uno relató su parte de la historia en el club, mostrando cómo se ayudaban mutuamente, cómo se apoyaban y cómo juntos podían crear lo que querían. La gente comenzó a aplaudir y sonreír al ver su entusiasmo.

Al final de la presentación, el director del jardín se acercó a ellos y dijo:

- Me ha impresionado mucho lo que han presentado. Han demostrado que la amistad y la inclusión son fundamentales. ¡Felicitaciones!

Los niños, llenos de alegría, se abrazaron y celebraron su pequeño triunfo. Desde ese día, los mayores dejaron de molestar y aprendieron a jugar junto a ellos. El "Club del Jardín de los Sueños" se ganó el corazón de todos, y su rincón secreto se convirtió en un lugar donde todos podían compartir aventuras.

Al final del año escolar, concluyeron que lo más importante de todos esos días juntos no eran solo las risas o los juegos, sino que habían aprendido a valorar la amistad y la unión.

- ¿Qué vamos a hacer ahora? -preguntó Valentina después de la ceremonia de clausura.

- ¡Seguir siendo amigos, siempre! -respondieron todos al unísono, con una sonrisa inquebrantable en sus rostros, listos para enfrentar el próximo capítulo de su aventura, ya sea en el jardín de infantes o más allá.

Y así, el crecimiento de estos niños junto a su amistad resonó en los corazones de todos, recordándoles que los lazos que forman son mágicos y duraderos, como el arcoíris que siempre ilumina el cielo después de la lluvia.

Y así, cada vez que escuchaban su nombre, "El Jardín de los Sueños", sabían que comenzaba una nueva aventura cada día, porque la amistad siempre iluminaría su camino.

FIN.

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