El Jardín de los Sueños
Había una vez una niña llamada Clara, que vivía en un pueblito rodeado de verdes montes y ríos cristalinos. Clara tenía un corazón tan grande como su amor por los animales. Desde pequeña, pasaba horas en el jardín de su casa, alimentando a las aves y acariciando a su perro llamado Max.
Un día, mientras Clara estaba fuera, observó algo extraño en el fondo de su jardín. Era un pequeño conejo que la miraba con grandes ojos brillos. Ahora, Clara nunca había visto un conejo tan lindo, así que decidió acercarse lentamente para no asustarlo.
"Hola, pequeño," -le dijo Clara con voz suave. "¿Cómo te llamas?"
El conejo, un poco tímido, se acercó a ella. "No tengo nombre, pero me gusta que me digan Nube, como las esponjosas que flotan en el cielo."
Clara se llevó las manos a la cara, ¡no podía creer que estaba hablando con un conejo!"¿De verdad puedes hablar?" -preguntó sorprendida.
"Sí, en este mágico jardín, todos podemos hablar y entender a los humanos, pero pocos pueden vernos. Tú tienes un corazón especial," -le respondió Nube.
Clara sonrió. Desde aquel día, Nube se convirtió en su mejor amigo, y juntos exploraban el jardín, jugando con las mariposas, escarbando en la tierra y descubriendo los secretos de la naturaleza.
Un día, Clara notó que los árboles del jardín estaban tristes, y las flores no florecían como antes. Nube, también preocupado, le dijo: "Parece que alguien ha empezado a tirar basura en el bosque cercano. Eso puede afectar nuestro hogar y a todos los que vivimos aquí."
"¿Pero qué podemos hacer?" -preguntó Clara, angustiada. "No puedo limpiar todo el bosque sola."
"Podemos hacer algo juntas. Si hablamos con los otros animales, tal vez podamos crear un plan para que la gente del pueblo se dé cuenta de lo que está pasando."
Emocionada por la idea, Clara y Nube convocaron a todos los animales del jardín: las ardillas, los pájaros, y hasta a un viejo búho sabio llamado Don Lúcido.
"¡Atención!" -gritó Clara. "Los árboles y las flores están sufriendo porque hay basura en el bosque. Necesitamos hacer algo para salvar nuestro hogar."
"¿Y cómo lo haremos?" -preguntó una ardilla.
"Podríamos hacer una campaña de limpieza y contarle a la gente del pueblo lo que está sucediendo," -propuso Don Lúcido.
Clara se sintió emocionada. "Sí, hagamos carteles y hablemos con la gente. También podríamos organizar un día de limpieza."
Así fue como Clara y sus amigos animales se pusieron a trabajar. Pasaron días haciendo carteles coloridos, llamativos y creativos que decían: "¡Salvemos el bosque!" y "¡Los animales también sentimos!"
Clara se acercó al pueblo y comenzó a mostrar sus carteles a todos.
"¡Hola! Soy Clara y quiero hablarles sobre el bosque. Necesitamos su ayuda para limpiarlo y cuidar a los animales."
Al principio, algunas personas se reían, pero Clara no se rindió. Siguió hablando con ellos, y pronto las noticias sobre el pequeño bosque llegaron a todos.
El día de la limpieza llegó, y Clara se sorprendió al ver a tantas personas dispuestas a ayudar. Con escobas, bolsas de basura y muchas ganas, todos se unieron para limpiar el bosque.
"¡Vamos, más rápido!" -exclamó Clara, entre risas.
"Esto está divertido," -dijo Nube, salteando por ahí.
Por la tarde, el bosque brillaba de nuevo. Los animales estaban agradecidos, y Clara se sentía orgullosa.
"Gracias a todos por ayudar," -dijo Clara con una gran sonrisa. "Hicieron un trabajo increíble. Pero, lo más importante, aprendimos que juntos podemos hacer grandes cosas."
El pueblo incluso organizó un festival para celebrar la limpieza del bosque y concientizar sobre el cuidado de la naturaleza. Clara y Nube se convirtieron en los héroes de la jornada.
"Siempre debemos recordar cuidar a nuestro hogar y a todos los seres que lo habitan," -dijo Clara mientras abrazaba a su amigo Nube.
Desde ese día, Clara siguió haciendo pequeñas cosas para cuidar el medio ambiente, y no olvidó nunca la importancia de proteger a los animales y su hogar.
Así, Clara no solo se ganó el cariño del pueblo y de los animales, sino que también se convirtió en una guardiana de la naturaleza, siempre recordando que el amor por los animales puede cambiar el mundo.
FIN.