El Jardín de los Sueños



Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Colorín, una niña llamada Clara. Clara era una gran soñadora y siempre llevaba en su mochila un cuaderno donde dibujaba lugares mágicos y criaturas fantásticas. A ella le encantaba pasar horas en su jardín, rodeada de flores y mariposas. Pero había un problema: el jardín de Clara no era tan colorido como su imaginación.

Un día, mientras exploraba una parte olvidada de su jardín, Clara descubrió una semilla brillante. Intrigada, decidió plantarla.

- ¿Qué será esto? - se preguntó Clara, mientras cavaba en la tierra.

Al día siguiente, Clara se despertó con un aroma dulce. Corrió al jardín y, ¡sorpresa! La semilla había crecido en una enorme planta con flores de mil colores.

- ¡Esto es increíble! - exclamó Clara, asombrada.

De pronto, de entre las flores apareció un pequeño ser de luz llamado Lúmina.

- ¡Hola, Clara! - dijo Lúmina con una voz suave como el viento. - Soy el Guardián de los Sueños. Has despertado mi jardín y ahora puedo llevarte a un mundo de maravillas.

- ¿De verdad? - preguntó Clara, con los ojos llenos de asombro.

- Sí, pero deberás enfrentar algunos desafíos para descubrir tu verdadero potencial - respondió Lúmina.

Clara aceptó sin dudarlo, y juntos atravesaron un arcoiris que los llevó a un lugar llamado El Bosque de los Deseos. Allí, los árboles hablaban, y las flores cantaban. Sin embargo, había un gran problema: una sombra oscura estaba robando los colores del bosque.

- ¡Debemos ayudar! - propuso Clara, decidida.

Lúmina sonrió, - Tienes el poder, Clara. Solo necesitas creer en ti misma.

Así comenzaron su aventura. Clara y Lúmina se encontraron con diversos personajes que estaban sufriendo por la falta de color:

- ¡Ayuda! - gritó un pájaro triste que ya no podía cantar.

- ¡Vamos a ayudarlo! - exclamó Clara.

Se le ocurrió una idea: usar su imaginación. Cerró los ojos y se concentró.

- ¡Vamos a dibujar un arcoiris! - dijo Clara. En un instante, un arcoiris brillante apareció en el cielo y comenzó a llenar de color al pájaro.

- ¡Gracias! - trinó el pájaro, recuperando su alegría.

Pero la sombra oscura seguía acechando. Clara, junto a Lúmina, decidió hacer un gran mural para reunir todos los colores del bosque. Invitaron a todos los animales y criaturas del bosque a participar. Cada uno aportó su talento.

- Yo puedo cantar una canción - dijo la mariposa.

- Yo puedo transportar hojas para el fondo - anunció el venado.

Una vez que todos trabajaron juntos, el mural se convirtió en una obra maestra que reflejaba la belleza de todos. Al verlo, la sombra oscura empezó a desvanecerse. Sin embargo, antes de que desapareciera por completo, Clara se acercó.

- ¿Por qué te llevaste los colores? - preguntó con curiosidad.

La sombra, que en realidad era una figura atrapada en la tristeza, respondió:

- Porque me sentía sola y no sabía cómo ser parte de este mundo.

Clara sonrió compasiva y dijo:

- Todos nosotros tenemos un lugar aquí, solo necesitamos compartir nuestras luces y sueños.

Con esas palabras, Clara no solo ayudó a la sombra a encontrar su camino hacia la luz, sino que también liberó todo el color del bosque.

- ¡Lo logramos! - gritó Lúmina, mientras los colores resplandecían vibrantes por todo El Bosque de los Deseos.

Clara regresó a su jardín, donde el sol brillaba más que nunca. Ahora sabía que el verdadero poder de la magia venía de un corazón atrevido y generoso.

Y así, cada vez que miraba su jardín, recordaba que los sueños se podían hacer realidad, siempre y cuando se compartieran con otros. Con el nuevo jardín lleno de color y vida, Clara seguía dibujando y soñando, pero esta vez, con la certeza de que nunca estaba sola en su aventura.

Y así terminó la historia de Clara, el Jardín de los Sueños y la magia que habitaba en el corazón de todos.

Tú también puedes encontrar magia en tu alrededor, así que sigue soñando y no temas compartir tu luz con el mundo.

FIN.

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