El Jardín de los Sueños



Había una vez un pequeño pueblo llamado Arcoíris, donde la gente vivía en armonía. Sin embargo, en la colina que dominaba el pueblo, había un jardín misterioso al que todos temían acercarse. Se decía que en ese lugar habitaba una criatura mágica, conocida como la Mariposa de los Sueños. Los niños del pueblo solían contar historias llenas de suspenso sobre la mariposa, diciendo que podía conceder deseos, pero que a la vez confundía a los que se acercaban demasiado.

Una tarde, Lila, una niña curiosa y llena de amor por la aventura, decidió que era hora de descubrir la verdad detrás de las historias. Mientras caminaba hacia el jardín, su corazón latía con fuerza.

"¿Qué tal si no es tan aterrador como dicen?", se dijo a sí misma.

Cuando llegó al jardín, se dio cuenta de que estaba lleno de flores brillantes que parecían susurrar secretos. De repente, una sombra pasó volando. Lila miró hacia arriba y vio a la Mariposa de los Sueños, con sus alas resplandecientes.

"Hola, pequeña aventurera. ¿Por qué has venido hasta aquí?", preguntó la mariposa con una voz suave y melodiosa.

"Escuché tantas historias sobre vos. Quiero saber si son ciertas", respondió Lila, asombrada por la belleza de la criatura.

La mariposa sonrió y dijo:

"Tal vez sea un poco cierto... pero no todo lo que brilla es oro. Mis deseos son poderosos, pero también pueden confundirte. Debes tener mucho cuidado con lo que deseas."

Lila asintió, intrigada.

"Me gustaría aprender de tus poderes. Quiero saber cómo hacer que el mundo sea un lugar mejor."

La mariposa lanzó un destello de luz.

"Entonces, ven y descubre el verdadero significado de tus deseos."

Y así, Lila se adentró en el jardín mágico. A cada paso, las flores se movían, creando caminos diferentes que la llevaban a escenarios sorprendentes: un lugar lleno de niños riendo y compartiendo, otro donde la gente se ayudaba mutuamente, y uno que mostraba amistades que florecían.

Pero también vio un área donde todos estaban solos y tristes.

"Esto es el peligro de los deseos", aclaró la mariposa, que había seguido a Lila. "Así como los sueños pueden ser bellos, también pueden traer soledad y tristeza si no están bien dirigidos."

"¿Cómo se puede evitar eso?", preguntó Lila, mirando con preocupación.

La mariposa la llevó a un hermoso árbol cargado de frutos.

"Los deseos deben nutrirse con amor y bondad. Así crecerán fuertes y crearán cosas hermosas. Es tu turno de decidir qué deseas."

Lila pensó. En su corazón sabía que los deseos de verdadera importancia no eran para ella sola, sino para que todos pudieran ser felices. Entonces, cerró los ojos y pidió:

"Deseo que todos en mi pueblo tengan amistad y amor, y así nadie se sienta solo."

Justo en ese momento, el jardín se llenó de luz, y la mariposa aplaudió.

"Ese es el deseo más hermoso que podías hacer. La felicidad se esparcirá como el viento."

De pronto, todo el jardín se transformó. Las flores comenzaron a brillar intensamente, creando un camino luminoso que regresaba a Arcoíris. Lila miró a la mariposa emocionada.

"¿Ha funcionado mi deseo?"

La mariposa asintió.

"Sí, pero recuerda, tomar acción es igualmente importante. A veces, para que los deseos se cumplan, hay que ser parte de la solución."

Lila sonrió, entendiendo. Regresó a su pueblo y comenzó a reunir a todos para compartir lo que había aprendido. Habló sobre la importancia de compartir, ayudar a los demás y crear lazos.

Con el tiempo, el miedo alrededor del jardín desapareció y se convirtió en un lugar de encuentro donde todos jugaban y soñaban juntos, siempre recordando que la bondad y el amor son los verdaderos poderes que pueden transformar al mundo. Y así, el Jardín de los Sueños no solo trajo asombro, sino también un nuevo sentido de comunidad, donde cada deseo comenzaba a florecer.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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