El Jardín de los Sueños



Había una vez, en un rincón mágico de la Tierra Infantil, un lugar llamado el Jardín de los Sueños. Este jardín era especial porque estaba lleno de flores que podían hablar y árboles que contaban historias. Cada mañana, los niños de la aldea cercana venían a jugar y explorar en el jardín.

Un día, una niña llamada Lila, llenita de curiosidad y alegría, decidió adentrarse más que nunca en el jardín para descubrir sus secretos. Desde la entrada, escuchó una melodía alegre. Cuando llegó a una arboleda, se encontró con una flor amarilla que sonreía.

- “¡Hola, pequeña aventurera! Soy Florinda, la Flor de la Alegría. ¿Quieres jugar conmigo? ”

Lila emocionada, contestó:

- “¡Sí! ¡Me encantaría! ”

Florinda comenzó a girar, llenando el aire de risas y colores.

- “Todo en el Jardín de los Sueños es un juego. Pero cuidado, hay un lugar donde no se puede jugar. Es el Bosque de los Miedos, donde viven criaturas traviesas que no quieren que los niños se diviertan tanto.”

Lila, intrigada, preguntó:

- “¿Y cómo es ese bosque? ”

Florinda hizo una pausa, y con un tono serio respondió:

- “Es un lugar oscuro, lleno de sombras. Pero si llegas a entrar, recuerda siempre que tú eres más valiente de lo que crees.”

Lila sonrió, decidida a demostrar su valentía. Junto a Florinda, siguieron explorando el encantador jardín. En su camino, se encontraron con un travieso pequeño duende llamado Tico.

- “¡Hola! ¿Quieren jugar a esconderse? ”

- “¡Sí! ”, gritaron Lila y Florinda al unísono.

Despertaron la diversión y Tico se escondió detrás de un gran árbol. Lila empezó a contar mientras Florinda no podía contener la risa. Cuando Lila terminó de contar, comenzó a buscar, pero en medio del juego, se olvidó del aviso sobre el Bosque de los Miedos. Por curiosidad, se apartó de sus amigos.

Cuando finalmente encontró a Tico, se daban cuenta de que estaban cerca del bosque.

- “¿Qué hacemos aquí? ” - preguntó Tico con la voz temblorosa.

- “No te preocupes, ¡seremos valientes! ” - dijo Lila, llevando la delantera.

Antes de que pudieran pensarlo dos veces, entraron al Bosque de los Miedos. De inmediato, las sombras comenzaron a moverse a su alrededor. De pronto, vieron a una criatura peluda y naranja, ¡era el Monstruo del Ternura!

- “¿Quién se atreve a entrar en mi bosque? ” - preguntó la criatura en un tono que parecía más asustado que furioso.

Lila, temblando un poco, dio un paso adelante.

- “Nosotros, los valientes exploradores. No tenemos miedo.”

- “¿Valientes? ” - dijo el monstruo confundido.

- “Sí, y si tú también eres valiente, no tendrás que esconderte en este bosque oscuro.”

El Monstruo del Ternura se rascó la cabeza.

- “Siempre he sido diferente. No tengo amigos porque todos me temen.”

- “¡Nosotros no te tenemos miedo! Puedo ser tu amiga, si quieres,” - dijo Lila con una gran sonrisa.

El monstruo se iluminó de alegría.

- “¿De verdad? ¡Me encantaría jugar! ” - dijo con emoción.

Así que, en un momento, lo que parecía un lugar aterrador se convirtió en un sitio lleno de risas y amistad. Lila, Tico, Florinda y el Monstruo del Ternura comenzaron a jugar a las escondidas y a contar historias en el bosque.

Después de un rato, Lila dijo:

- “No entiendo por qué estaba asustada. ¡Este lugar es increíble! ”

- “A veces, los miedos son solo sombras que desaparecen si tienes amigos a tu lado.” - reflexionó el monstruo, feliz por primera vez.

Finalmente, después de horas de juego, el sol comenzó a ponerse, y Lila sabía que era hora de regresar.

- “Nos vemos mañana, amigos. No olviden que la valentía trae luz donde hay sombras.”

- “¡Hasta mañana! ” - dijeron juntos, llenos de alegría.

Así, Lila echa mano de su corazón aventurero y sus nuevos amigos en el Jardín de los Sueños, aprendiendo que los miedos se desvanecen cuando compartimos con aquellos que nos quieren. Desde aquel día, el Bosque de los Miedos se transformó en el Bosque de la Amistad y cada vez más niños venían a jugar y a descubrir que, juntos, todo lugar puede llenarse de luz y sonrisas. y nunca más volvió a ser solo un lugar oscuro, sino un rincón lleno de risas y aventuras.

Y así, el Jardín de los Sueños siguió creciendo, conquistando corazones y sembrando semillas de amistad entre los pequeños exploradores que se atrevían a soñar.

FIN.

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