El jardín de los sueños



Érase una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, un jardín mágico lleno de colores y aromas. Era el jardín de Doña Rosa, una anciana muy querida por todos los niños del lugar. Doña Rosa tenía un don especial: cada planta en su jardín podía contar historias.

Una tarde luminosa, mientras los pájaros cantaban, un grupo de niños se reunió a la sombra de un gran árbol. Estaban por escuchar una de las historias de Doña Rosa.

"¡Doña Rosa! ¿Puede contarnos una historia sobre una planta mágica?" - preguntó Sofía, la más curiosa del grupo.

"Claro que sí, mi querida Sofía. Venid, acercaos. Hoy les contaré sobre la Flor del Arcoíris, una planta que solo crece una vez al año y trae consigo un gran mensaje" - respondió Doña Rosa, con una sonrisa.

Los niños se acomodaron en círculo, sus ojos brillaban de emoción.

"Era un día como hoy, hace muchos años atrás, cuando un niño llamado Lucas decidió adentrarse en el bosque en busca de la Flor del Arcoíris. Le habían contado que aquel que la encontrara podría pedir un deseo especial" - comenzó Doña Rosa.

Los niños se inclinaron hacia adelante, escuchando atentamente.

"Lucas era valiente, pero también un poco imprudente. Sin embargo, su corazón era puro y solo deseaba ayudar a los demás. En su camino, se encontró con un pequeño zorro que lo observaba con curiosidad."

"¿Tú quién sos?" - le preguntó Lucas.

"Soy Zorrito, y veo que buscas algo muy especial. Pero debes tener cuidado, porque el bosque es misterioso. Te ayudaré si prometes no olvidarte de ser amable con los demás." - dijo el zorro.

Lucas, emocionado, aceptó la propuesta.

"Viajaré contigo, Zorrito. Juntos hallaremos la Flor del Arcoíris" - exclamó Lucas.

Los dos amigos comenzaron a caminar, enfrentando retos como cruzar un río caudaloso y escalar rocosas empinadas. Juntos, se ayudaban a superar cada obstáculo.

"¡Mirá, Lucas!" - gritó Zorrito un día. "Allí parece haber algo brillante, ¿será la flor?"

Los dos se acercaron, solo para descubrir que era un hermoso reflejo de luz que provenía de un lago.

"No es la flor, pero el viaje es lo que importa, ¿no crees?" - dijo Lucas, admirando la vista.

Zorrito asintió.

"Sí, y si seguimos intentándolo, lograremos encontrarla" - respondió, lleno de determinación.

Finalmente, después de muchos días, cuando el sol ya se estaba ocultando, encontraron un claro lleno de flores.

"¡Mirá! ¡Es la Flor del Arcoíris!" - exclamó Zorrito.

La flor brillaba con todos los colores del arcoíris, y su fragancia era embriagadora. Lucas se acercó con respeto y le pidió un deseo.

"Deseo que todos en mi pueblo tengan la felicidad que merecen."

De repente, la flor comenzó a brillar aún más.

"Tu deseo es puro, pero recuerda, la verdadera felicidad viene de ayudar a otros y ser siempre amable" - susurró la Flor del Arcoíris.

Lucas y Zorrito regresaron al pueblo, donde la alegría se expandió. Todos en el lugar comenzaron a compartir y ayudar a los demás, y así, la felicidad floreció.

Doña Rosa sonrió mientras contaba la historia, y miró a los niños.

"Recuerden, pequeños, la amistad y la generosidad siempre traen alegría y magia a nuestras vidas. Sean como Lucas y Zorrito, nunca dejen de perseguir sus sueños, pero siempre sin olvidar a quienes los rodean."

Los niños aplaudieron y prometieron ser siempre amables. Así, en el jardín de Doña Rosa, la magia nunca se apagó, porque cada vez que alguien compartía una buena acción, una nueva Flor del Arcoíris florecía.

FIN.

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