El Jardín de los Sueños



En un mundo donde los colores y las risas habían desaparecido, la vida de los habitantes de la ciudad de Grisópolis era monótona y triste. Todo era blanco y negro, y la creatividad se había extinguido. Las personas seguían rutinas aburridas, y sus sueños parecían ser solo un eco lejano.

La protagonista de nuestra historia era una niña llamada Lila, que tenía una curiosidad insaciable y un gran amor por la naturaleza. Lila solía mirar por la ventana de su habitación y soñar con un mundo lleno de colores y magia. Sin embargo, sus amigas, Sofía y Joaquín, siempre le decían que eso era solo una ilusión.

"Lila, ¿para qué soñás?", decía Sofía. "Todo es gris, y hay que aceptarlo".

"Olvidate de los cuentos y ponete a estudiar", añadía Joaquín.

Pero Lila no podía dejar de soñar. Una noche, mientras contemplaba la luna desde su ventana, vio un destello de luz detrás de un arbusto en su jardín. Al acercarse, descubrió un pequeño árbol cubierto de hojas multicolores que nunca había visto antes.

"¡Mirá esto, Sofía!", gritó Lila emocionada.

"No puede ser, eso no existe", respondió Sofía escépticamente.

Lila decidió cuidar de aquel árbol especial en secreto. Cada día le llevaba agua y hablaba con él. Fue entonces cuando comenzaron a pasar cosas extraordinarias: el árbol creció y floreció, llenando su jardín de colores vibrantes.

Un día, mientras Lila estaba en su jardín, notó que un grupo de niños la observaba desde la calle. Era el grupo de los 'Serios', un grupo que se creía superior por no permitirse soñar. Su líder, Elías, se acercó desafiante.

"¿Qué hacés aquí, Lila? No ves que los colores no son reales. Deberías estar en la escuela, no perdiendo tiempo con un árbol inventado".

Sin embargo, Lila con determinación respondió:

"Este árbol es especial. ¡Los colores son reales!".

"¡Bah! Es solo un sueño tonto", dijo Elías, mientras su grupo se reía.

A pesar de la burla, Lila siguió cuidando de su árbol. Con el tiempo, empezó a compartir su magia. Los colores comenzaron a expandirse más allá de su jardín, y otros niños se animaron a incluir a Lila en sus juegos. La risa y la creatividad comenzaron a florecer también en ellos.

Así, un día, Elías se acercó nuevamente:

"Lila, me parece que tu árbol está afectando a los demás. ¿Cómo es que todos creen en él ahora?"

"Porque les hice ver que un sueño puede volverse realidad si lo cuidas a diario y no te dejas vencer por la negatividad".

Elías, curioso, se sentó junto a ella y preguntó:

"¿Me dejas tocarlo?".

Lila sonrió y asintió.

Cuando Elías tocó las hojas brillantes, sintió una sensación cálida que iluminaba su corazón.

"Tal vez... tal vez sí hay algo en esto", murmuró.

A partir de ese día, Elías empezó a ayudar a Lila a cuidar el árbol, y juntos formaron un grupo que se dedicó a plantar otros árboles en diferentes partes de Grisópolis. Cada árbol que florecía era un rincón de color y alegría para la ciudad.

El tiempo pasó, y poco a poco, Grisópolis se transformó. La gente comenzó a sonreír más, a compartir ideas, canciones y juegos. Aprendieron que, aunque el mundo parecía gris, siempre había una forma de llenarlo de colores a través de sus sueños y su valentía. Lila se había convertido en un símbolo de esperanza y creatividad.

Una tarde, mientras todos celebraban en el parque, Lila miró al cielo y sonrió. Se dio cuenta de que cada sueño cuenta, y que, aunque a veces otros pueden dudar, nunca hay que dejar que eso te detenga.

Así, la ciudad de Grisópolis se convirtió en el Jardín de los Sueños, donde cada día era una nueva oportunidad para soñar y crear juntos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!