El Jardín de los Sueños Verticales



Había una vez, en un pequeño y colorido barrio llamado Arcoíris, un grupo de niños que amaban jugar en su parque. Sin embargo, había algo que todos notaban: el parque estaba lleno de objetos olvidados, como viejas maderas, latas de aluminio y botellas de plástico. Los niños querían hacer algo al respecto, pero no sabían por dónde empezar.

Un día, mientras jugaban en el parque, la más curiosa de todos, Sofía, dijo: "¿Y si hacemos un jardín vertical?"-. Los demás, intrigados, comenzaron a preguntar.

"¿Qué es un jardín vertical?"-, preguntó Tomás, quien siempre tenía dudas sobre todo.

"Es un jardín que crece hacia arriba, en la pared"-, explicó Sofía mientras gesticulaba. "Podemos usar esas viejas maderas para armarlo y plantar flores y plantas en las botellas recicladas"-.

Los niños se entusiasmaron. "¡Es una genial idea, Sofía!"-, gritó Martina, bailando de felicidad.

Así que decidieron reunirse al día siguiente para comenzar el proyecto. Cada uno de los niños trajo algo: latas, botellas, tierra, y muchas ganas de trabajar. Mientras se organizaban, Fernando, el niño más pequeño, se acercó y dijo: "Yo quiero ayudar, pero no sé mucho de jardines"-.

"No importa, Fernando"-, le respondió Sofía con una sonrisa. "Puedes encargarte de regar las plantas y aprenderemos juntos"-.

Empezaron a crear su jardín vertical en una vieja pared del parque. Con cada capa de botellas y tierra que colocaban, el jardín cobraba vida. Las plantas que sembraron florecieron rápidamente. Cada día se encontraban en el parque para cuidar su creación, hasta que un día sucedió algo inesperado.

Una mañana, al llegar al parque, se dieron cuenta de que alguien había tirado más basura en el lugar. "¡No puede ser!"-, exclamó Martina, furiosa. "Todo lo que hicimos está en peligro"-.

Los niños se miraron preocupados. Estaban desanimados, pero Sofía, siempre optimista, dijo: "No podemos dejar que esto nos detenga. ¡Debemos hacer algo!"-.

Decidieron organizar una campaña de limpieza en el parque. Hicieron carteles divertidos y animaron a todos los vecinos a participar.

"¡Vamos a demostrar que el parque nos importa!"-, gritó Tomás, entusiasmando a todos. Pronto, el día de la limpieza llegó, y no solo los niños, sino también muchos adultos se unieron a ellos. Con sonrisas y risas, limpiaron el parque y recogieron toda la basura.

Fernando, que había estado regando las plantas mientras los demás limpiaban, gritó: "¡Miren, nuestras plantas están más lindas que nunca!"-. Los niños se dieron cuenta de que, con su esfuerzo conjunto, no solo habían limpiado el parque, sino que también habían hecho que su jardín vertical prosperara.

Desde ese día, el jardín vertical se convirtió en un símbolo de unidad en el barrio. Los niños aprendieron la importancia de cuidar el medio ambiente y trabajar en equipo. "Gracias a todos, tenemos un hermoso jardín", dijo Sofía al finalizar la campaña.

"Sí, y también un parque más limpio para jugar!"-, añadió Fernando.

Y así, en el pequeño barrio de Arcoíris, los niños no solo hicieron un jardín vertical, sino que también inspiraron a toda la comunidad a cuidar el entorno y a los sueños que, como sus plantas, necesitan amor y cuidado para crecer.

FIN.

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