El jardín de Paloma


Había una vez en el jardín de infantes "Rayitos de Sol", una niña llamada Paloma que era nueva en la escuela.

Paloma era muy tímida y se sentía un poco asustada de estar en un lugar desconocido con niños que no conocía. Pero cuando entró al salón, algo mágico sucedió.

La maestra, la señorita Laura, recibió a Paloma con los brazos abiertos y le dijo: "¡Bienvenida al kinder, Paloma! Estoy segura de que te vas a divertir mucho aquí". Paloma sonrió tímidamente y se sentó en su silla, observando a los demás niños que jugaban y reían juntos. "Hola, soy Martina. ¿Quieres jugar conmigo?" -dijo una niña rubia de ojos brillantes acercándose a Paloma.

Paloma asintió con timidez y pronto se encontró saltando en el patio con Martina y otros compañeros.

Poco a poco, fue sintiéndose más cómoda en su nuevo entorno gracias a la amabilidad de sus compañeros y la paciencia de la señorita Laura. Un día, durante el recreo, Paloma vio a un niño llamado Tomás solo en un rincón del patio. Se acercó a él y le preguntó si quería jugar juntos.

Tomás miró sorprendido a Paloma, pero luego sonrió y aceptó. Jugaron juntos al escondite y descubrieron que tenían muchas cosas en común. A partir de ese día, Paloma se convirtió en una niña muy querida por todos en el jardín.

Siempre estaba dispuesta a ayudar a sus compañeros, escuchaba atentamente las historias de cada uno y nunca dejaba sola a nadie durante el recreo. Un mes después de haber llegado al kinder, se organizó una obra de teatro para celebrar el Día del Niño.

Cada niño tendría un papel asignado y todos estaban emocionados por participar. Cuando llegó el momento de asignarle un personaje a Paloma, la señorita Laura anunció: "Paloma será la protagonista de nuestra obra". Paloma no podía creerlo.

Estaba tan emocionada que sus ojos brillaban como estrellas. Con mucho esfuerzo y dedicación, ensayando todos los días después del horario escolar, logró aprenderse todas sus líneas y movimientos.

El día del evento llegó y los padres llenaron el salón para ver la obra preparada por los niños. Cuando Paloma salió al escenario vestida como una princesa valiente, todos aplaudieron emocionados. Su actuación fue tan increíble que parecía haber nacido para ser actriz.

Al finalizar la obra, mientras recibía felicitaciones por parte de sus compañeros y maestros, Paloma comprendió que había encontrado un lugar donde realmente pertenecía; donde su timidez se transformaba en valentía; donde su soledad se convertía en amistad; donde cada desafío era una oportunidad para crecer.

Y así fue como Paloma descubrió que no importa cuán difícil pueda parecer algo al principio; con esfuerzo, perseverancia y amor todo es posible cuando se tiene fe en uno mismo e inmensas ganas de aprender.

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