El Jardín de Sueños de Juan
Era una tarde soleada cuando Juan, un niño de diez años lleno de curiosidad, regresaba a casa después de un día en la escuela. A medida que se acercaba a su casa, empezó a notar un resplandor extraño que iluminaba su jardín. Cuando cruzó la puerta de su hogar, quedó atónito al ver lo que había surgido de la noche a la mañana: un hermoso jardín lleno de flores de colores vibrantes, árboles frutales y una pequeña fuente que chisporroteaba alegremente.
"¿Pero qué es esto?" - exclamó Juan, con los ojos bien abiertos.
Su madre salió al oírlo y sonrió al ver la expresión de asombro de su hijo.
"¡Bienvenido a nuestro Jardín de Sueños!" - dijo ella.
"¿Un Jardín de Sueños? ¿Cuándo lo hiciste?" - preguntó Juan, mirando a su alrededor sin poder creer lo que veía.
"Anoche, mientras dormías, decidí que era hora de darle un poco de vida a este lugar. Cada flor y cada árbol representan un sueño o una historia que hemos compartido en familia." - explicó su madre con dulzura.
Juan se acercó a un árbol de naranjas y tocó su tronco suave.
"¿Y cómo podemos cuidarlo?" - preguntó, curioso por aprender a mantener su nuevo tesoro.
"Lo cuidaremos juntos. Cada día, al volver de la escuela, regaremos las plantas y contaremos historias mientras lo hacemos. De esa manera, nuestro jardín seguirá creciendo y floreciendo" - respondió su madre, emocionada.
Así fue como Juan y su madre empezaron a cuidar del jardín. Cada tarde, después de la escuela, Juan regaba las plantas y su madre le contaba historias de cómo ese jardín simbolizaba sus esperanzas y sueños. Aprendieron sobre la paciencia y el cuidado, y juntos plantaron nuevas flores que representaban los sueños de su familia.
Un día, mientras trabajaban en el jardín, Juan vio un pequeño hueco en la tierra donde aún no había crecido nada.
"¿Qué podemos plantar aquí?" - preguntó, señalando el espacio vacío.
"Esa es un excelente pregunta, Juan. ¿Cuál es tu sueño más grande?" - le preguntó su madre.
Juan pensó un momento. "Quiero ser inventor y crear cosas que ayuden a las personas."
"Entonces, plantemos una semilla que simbolice tu deseo de inventar. ¿Qué te parece una planta de girasol? Ellos siempre buscan la luz, igual que un inventor busca soluciones" - sugirió su madre.
Con entusiasmo, plantaron la semilla de girasol y, día tras día, Juan cuidaba de ella con dedicación. Cada vez que la planta crecía un poco más, su confianza aumentaba, y soñaba con un futuro brillante lleno de inventos útiles.
Al poco tiempo, otras flores también comenzaron a florecer. Juan se dio cuenta de que cada una representaba un sueño diferente: algunas eran para la alegría, otras para la amistad, y algunas más para la familia.
Un día, mientras Juan regaba las plantas, notó que la fuente hacía un sonido diferente. Se acercó y vio un pequeño sapo sentado en el borde.
"¡Hola!" - dijo el sapo, sorprendido ante la presencia de Juan."Este es un lugar mágico. Cuida de este jardín y nunca dejará de florecer."
Juan sonrió. "¡Lo haré, sapo!" - prometió mientras se reía."Es nuestro Jardín de Sueños y trabajaré para que siempre sea especial."
Con el tiempo, el jardín se convirtió en el lugar favorito de Juan y su madre. Invitaron a amigos y vecinos a disfrutarlo.
"Todos pueden compartir sus sueños aquí, y juntos cuidaremos de este mágico lugar!" - dijo Juan, cada vez más emocionado.
Así, el Jardín de Sueños no solo floreció en el patio de Juan, sino también en los corazones de quienes lo rodeaban, enseñándoles a cuidar sus sueños y a nunca dejar de crecer.
Y así, Juan no solo aprendió sobre el cuidado de las plantas, sino que también descubrió la belleza del trabajo en equipo, la importancia de los sueños y lo que significa cultivarlos con amor y dedicación. El jardín se convirtió en su lugar especial, un recordatorio de que siempre hay espacio para soñar.
FIN.