El Jardín de Sueños y la Venganza de las Flores



Había una vez en un pequeño pueblo un jardín mágico donde crecían flores de todos los colores y formas. Este jardín pertenecía a Emma, una joven soñadora que pasaba sus días cuidando las plantas. Emma siempre soñaba con hacer del mundo un lugar más hermoso con sus flores, y todos los habitantes del pueblo la querían mucho.

Un día, mientras Emma cuidaba su jardín, apareció Gabriel, un chico nuevo en el pueblo. Gabriel era muy diferente a los demás; tenía una gran curiosidad y muchas veces se ponía a soñar en voz alta.

"¡Hola! Soy Gabriel. ¿Qué haces aquí?" - preguntó él con una sonrisa.

"Hola, soy Emma. Estoy cuidando mis flores mágicas, que pueden hacer que los sueños se hagan realidad" - respondió Emma emocionada.

Gabriel, intrigado, le preguntó si podía ayudarla. Desde ese día, los dos se hicieron amigos inseparables. Juntos cuidaban el jardín, lo llenaban de risas y sueños. Sin embargo, había otro niño en el pueblo llamado Lucas que siempre se sentía celoso de la felicidad de Emma y Gabriel.

Lucas había tenido una experiencia no tan agradable en el pasado y había prometido a sí mismo que nunca más permitiría que nadie lo lastimara. En su corazón, la venganza empezaba a crecer.

Un día decide entrar al jardín de Emma y Gabriel. Con una risa maliciosa, empezó a destrozar las flores. Emma y Gabriel, al ver lo que sucedía, corrieron hacia él.

"¡Lucas! ¿Por qué haces eso?" - le gritó Emma, llena de tristeza.

"Porque nadie debería ser tan feliz mientras yo estoy solo y triste. Voy a arruinar todo lo que toquen" - respondió Lucas, con una voz entrecortada.

Emma, viendo el dolor en los ojos de Lucas, se acercó a él y le dijo:

"Entiendo que estés triste, pero destruir no resolverá tus problemas. ¿Por qué no hablamos y encontramos una forma de ser amigos?"

Gabriel, con una sonrisa, añadió:

"Si quieres, podemos formar un equipo. Juntos podemos plantar flores y cuidar del jardín. Te prometo que aquí serás bienvenido."

Al principio, Lucas estaba desconfiado, pero algo en la amabilidad de Emma y Gabriel tocó su corazón. Decidió escuchar.

Pasaron los días y, poco a poco, Lucas se fue uniendo a Emma y Gabriel. Juntos plantaron más flores y cuidaron el jardín. Lucas comprendió que, en lugar de intentar destruir la felicidad de otros, podía construir su propia felicidad.

Una tarde, mientras cuidaban de las plantas, las flores comenzaron a brillar con una luz hermosa. Emma, emocionada, exclamó:

"¡Miren! ¡Las flores están celebrando nuestra amistad!"

Y así, el jardín se convirtió en un lugar donde todos los sueños podían crecer, no solo los de Emma y Gabriel, sino también los de Lucas. La venganza se transformó en un bondadoso deseo de contribuir y ser parte de algo maravilloso.

De ese día en adelante, Emma, Gabriel y Lucas aprendieron que la verdadera magia no se trataba de hacer desaparecer a los demás, sino de amar y soñar juntos. Y así, el jardín floreció con muchas más historias de amistad y amor, donde cada niño del pueblo podía venir a soñar y a jugar.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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