El Jardín del Amor Verdadero
En un pequeño pueblo llamado Arcoiris, lleno de colores y alegría, vivía una niña llamada Valentina. Valentina adoraba el aire fresco, las flores de todos los colores que crecían en el jardín de su abuela y, sobre todo, las mariposas que danzaban por el aire. Cada mañana, se despertaba temprano solo para verlas revolotear y dejarse llevar por la brisa.
Un día, mientras cuidaba de las flores, Valentina se topó con una mariposa especial, una mariposa de brillantes colores azules. La mariposa se posó en su mano y decidió hablarle.
"Hola, Valentina. Soy Lila, la mariposa de los sueños. He venido a traerte un mensaje muy importante para tus aventuras en el jardín del amor verdadero."
Valentina, asombrada, respondió:
"Hola, Lila. ¿Qué es eso del amor verdadero?"
"El amor verdadero no es solo un sentimiento, es un acto de bondad y respeto hacia los demás. Y hoy, te llevaré en un viaje para descubrirlo. ¿Estás lista?"
Valentina, con una sonrisa radiante, asintió con entusiasmo.
"¡Sí! ¡Estoy lista!"
Lila guió a Valentina hacia el fondo del jardín, donde había un árbol gigante lleno de chocolates y flores luminosas. Allí, conocieron a Paco, un pequeño conejo que parecía muy triste.
"¿Por qué estás triste, Paco?"
"No tengo conejitos para jugar. Mis amigos se mudaron, y me siento solo."
Valentina decidió ayudar a Paco:
"Podemos ser amigos. Vamos a jugar juntos y hacer más amigos. ¡Mira, aquí hay muchos chocolates!"
Paco, animado por la idea, sonrió y juntos comenzaron a jugar en el jardín, compartiendo chocolates y riendo.
Después de un rato, se acercó una ardillita llamada Sofía.
"Hola, ¿puedo jugar también?"
"¡Por supuesto! Cuantas más, ¡mejor!" - respondió Valentina.
Juntos, formaron un grupo de amigos en el jardín, compartiendo chocolates y aventuras. Sin embargo, se dieron cuenta de que siempre había alguien que no estaba invitado: las burbujas de tristeza que rodeaban a otro conejito llamado Tomás, que miraba desde lejos.
"¿Por qué no vienes a jugar, Tomás?" - gritó Valentina.
"No sé jugar. Nunca me invitan..." - respondió Tomás con voz apagada.
Valentina pensó un momento y luego dijo:
"Hagamos una fiesta para invitar a todos al jardín. ¡Usaremos flores, mariposas y chocolates!"
Todos aplaudieron la idea.
"¡Sí! Así todos pueden sentir el amor y la alegría!"
Los amigos comenzaron a trabajar juntos para organizar la fiesta. Decoraron el jardín con coloridas flores y colgaron mariposas de papel por todas partes. Había una mesa llena de chocolates y juegos por doquier. Cuando llegó el día de la fiesta, el jardín brillaba como un arco iris.
Todos los habitantes del pueblo fueron invitados, y con emoción, Tomás se animó a asistir. Al llegar, Valentina lo saludó.
"¡Bienvenido, Tomás! Estamos felices de que viniste. ¿Quieres jugar con nosotros?"
"Pero no sé jugar..." - susurró Tomás.
"No te preocupes, te enseñaremos. ¡Eso es lo que hacen los amigos!"
Valentina y los demás se acercaron a Tomás y le mostraron cómo jugar tosiéndole. Con el tiempo, Tomás comenzó a disfrutar y a reírse, y así, el amor se esparció por todo el jardín. La tristeza se convirtió en alegría, y todos balbucearon jugando y compartiendo chocolates.
Al final del día, mientras las estrellas comenzaban a brillar en el cielo, Valentina se sentó en su jardín rodeada de amigos y flores.
"Lila, ¿esto es lo que significa el amor verdadero?"
"Exactamente, Valentina. El amor está en los actos de bondad y en cómo nos cuidamos y respetamos unos a otros. Ser amable y hacer conexiones en el corazón de los demás es el verdadero amor."
Desde aquel día, Valentina, Paco, Sofía y Tomás siempre se reunían en el jardín, compartiendo risas y chocolates. Y a veces, hacía una pausa para agradecer a Lila, la mariposa, por mostrarles que el amor verdadero se encuentra en cada pequeño gesto de amistad.
Y así, el jardín del amor verdadero floreció, lleno de risas, mariposas y muchas, pero muchas flores de colores.
Valentina aprendió que el amor se cultiva, igual que un jardín, y las mejores flores son aquellas que crecen de los actos de bondad y la amistad compartida.
FIN.