El jardín encantado


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, vivía una niña llamada Alicia. Alicia era una niña muy curiosa y siempre buscaba nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, escuchó un sonido misterioso proveniente de un árbol. Intrigada por ese sonido peculiar, Alicia se acercó al árbol y descubrió que había una pequeña puerta escondida en su tronco.

Sin pensarlo dos veces, decidió abrir la puerta y adentrarse en aquel mundo desconocido. Al cruzar la puerta, Alicia se encontró con una tierra llena de música y alegría. Cada paso que daba producía notas musicales que llenaban el aire.

Fascinada por este nuevo descubrimiento, siguió caminando hasta llegar a un hermoso jardín lleno de flores cantantes. "- ¡Hola!" dijo una flor con forma de trompeta. "-¡Hola! ¿Quién eres tú?" -preguntó Alicia emocionada. "- Soy Eulalia, la flor musical. Me encanta cantar para alegrar a los demás.

" -respondió la flor mientras entonaba una melodía dulce. Alicia quedó maravillada con Eulalia y decidió quedarse un rato más para disfrutar de su música.

Mientras tanto, notó algo extraño en el jardín: todas las flores estaban tristes y sin energía. "- ¿Qué les pasa a las demás flores? Parecen estar apagadas. " -preguntó preocupada Alicia. Eulalia suspiró y explicó: "- Hace algún tiempo, un malvado duende llamado Óscar robó nuestra energía musical.

Desde entonces, nuestras melodías han perdido su brillo y no podemos cantar con la misma alegría de antes. "Alicia no podía quedarse de brazos cruzados ante esta injusticia. Decidió ayudar a las flores a recuperar su música.

Juntos, idearon un plan para atrapar al duende Óscar y devolverle la alegría al jardín. Al día siguiente, Alicia se dirigió al árbol donde había encontrado la puerta mágica y esperó pacientemente a que el duende apareciera.

Cuando Óscar salió de su escondite, Alicia lo persiguió por todo el bosque hasta llegar a una cueva oscura. Dentro de la cueva, Alicia encontró una caja misteriosa.

Al abrir la caja, descubrió que contenía cinco gemas brillantes: una roja (la gema A), una verde (la gema E), una amarilla (la gema I), una azul (la gema O) y una violeta (la gema U). Cada gema representaba una vocal del abecedario.

Con las gemas en sus manos, Alicia regresó al jardín y colocó cada una en su lugar correspondiente en el centro del jardín. Las flores comenzaron a brillar y sus melodías volvieron a llenar el aire con alegría. "- ¡Gracias por ayudarnos! Ahora podemos volver a cantar como antes. " -dijo Eulalia emocionada.

A partir de ese día, Alicia visitaba regularmente el jardín musical para disfrutar de las melodías y ayudar a las flores en todo lo que necesitaran. Juntos, lograron mantener viva la música y la alegría en Villa Alegre.

Y así, Alicia aprendió el valor de la amistad, el poder de la música y cómo su curiosidad podía llevarla a vivir aventuras increíbles.

Cada vez que escuchaba una canción, recordaba aquel jardín mágico y sonreía sabiendo que había hecho algo especial para devolverle la felicidad a aquel lugar encantado.

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