El Jardín Encantado de Emma



Emma era una niña muy curiosa y aventurera. Le encantaba explorar el mundo que la rodeaba y descubrir cosas nuevas cada día. Pero había algo que le daba un poco de miedo: entrar al jardín.

El jardín de su casa era grande y hermoso, lleno de flores coloridas y árboles altos. Sin embargo, Emma siempre se quedaba en la puerta sin atreverse a cruzarla.

No entendía por qué sentía ese miedo, pero no quería dejar que eso la detuviera. Un día, mientras observaba desde la puerta del jardín, vio a un pequeño pajarito posado en una rama del árbol más cercano. El pajarito cantaba alegremente y parecía muy feliz allí arriba.

Emma sintió una conexión instantánea con esa pequeña criatura voladora. "Hola pajarito", dijo Emma tímidamente. "¿Por qué eres tan valiente para volar alto en el cielo?"El pajarito miró a Emma con sus ojitos brillantes y le respondió: "Hola niña curiosa.

Yo soy valiente porque sé que si me quedo aquí en mi rama todo el tiempo, nunca podré descubrir todas las maravillas que hay más allá".

Emma reflexionó sobre las palabras del pajarito y decidió dar un paso adelante hacia el jardín. Con cada paso que daba, su corazón latía más rápido pero también se llenaba de emoción por lo desconocido. Cuando finalmente cruzó la puerta del jardín, fue recibida por un sinfín de colores y aromas maravillosos.

Las flores bailaban con el viento y las mariposas revoloteaban a su alrededor. Emma se sentía completamente fascinada por todo lo que veía. "¡Mira, pajarito! ¡Hay tantas cosas hermosas aquí!", exclamó Emma emocionada.

El pajarito sonrió y dijo: "Así es, niña curiosa. El mundo está lleno de cosas hermosas y emocionantes esperando a ser descubiertas. Solo tienes que tener el coraje de aventurarte más allá de tus miedos".

Con cada día que pasaba, Emma se volvía más valiente. Exploraba todos los rincones del jardín, desde los caminos empedrados hasta los arbustos escondidos. Incluso encontró un pequeño estanque lleno de ranitas saltarinas.

Un día, mientras jugaba en el jardín, escuchó un ruido extraño proveniente del árbol más alto. Miró hacia arriba y vio a un gatito atrapado en una rama alta y no podía bajar. Emma sabía que tenía que ayudarlo, pero también sabía que tenía miedo de trepar árboles altos.

Sin embargo, recordó las palabras del pajarito y decidió enfrentar su miedo una vez más. Con determinación en sus ojos, Emma subió lentamente por el árbol hasta llegar al gatito asustado.

Con cuidado lo tomó entre sus brazos y descendió con él hasta el suelo. El gatito le dio un lametazo como agradecimiento y luego corrió felizmente hacia su hogar. Emma sonrió orgullosa de sí misma y se dio cuenta de que había superado su miedo una vez más.

Desde ese día, Emma no volvió a tener miedo de entrar al jardín. Aprendió que enfrentar sus temores le permitía descubrir cosas increíbles y ayudar a otros en el proceso.

Y así, Emma siguió explorando el mundo con valentía y curiosidad, sabiendo que cada desafío era una oportunidad para crecer y aprender.

FIN.

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