El jardín encantado de Luna y Valentina


Había una vez en un lejano reino, una loba muy especial llamada Luna. Luna era diferente a los demás lobos, ya que en su corazón guardaba un gran deseo de ser princesa y vivir en una hermosa ciudad.

Pero, por más que lo intentaba, siempre se sentía atrapada en el oscuro bosque donde vivía con su mamá y su hermano.

Un día, mientras deambulaba por el bosque pensando en su sueño de ser princesa, Luna escuchó unas risas provenientes de un claro cercano. Con curiosidad, se acercó sigilosamente y descubrió a una hermosa princesa jugando con mariposas. - ¡Hola! -saludó la princesa al notar la presencia de Luna-.

¿Eres nueva por aquí? Luna titubeó al principio, pero luego decidió presentarse. - Soy Luna, la loba del bosque -dijo con timidez-. Siempre he soñado con vivir en una ciudad como tú. La princesa sonrió y le tendió la mano a Luna.

- Yo soy Valentina -se presentó-. Si quieres, puedes venir conmigo a mi ciudad. Seguro que allí encontrarás tu lugar. Luna no podía creerlo. Por fin tendría la oportunidad de cumplir su sueño.

Sin dudarlo un segundo, aceptó la invitación de Valentina y juntas emprendieron el camino hacia la ciudad. Al llegar a la bulliciosa ciudad, Luna quedó maravillada por todas las luces y los colores que veía a su alrededor.

Se sentía emocionada y feliz de estar allí junto a su nueva amiga Valentina. Sin embargo, pronto comenzó a extrañar a su mamá y a su hermano que habían quedado en el bosque.

- Valentina, creo que cometí un error al venirme tan lejos sin avisarles a mi familia -confesó Luna con tristeza-. Debería regresar al bosque. Pero Valentina no estaba dispuesta a dejar sola a su amiga loba.

Juntas idearon un plan para llevar un pedacito de bosque a la ciudad: construirían un pequeño jardín lleno de árboles y flores donde Luna pudiera sentirse como en casa. Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, Luna y Valentina lograron crear el jardín más hermoso que nadie hubiera visto jamás dentro de la ciudad.

Y así, cada vez que Luna extrañaba el bosque o necesitaba conectarse con sus raíces, solo tenía que visitar aquel mágico lugar lleno de paz y naturaleza.

Con el tiempo, Luna se convirtió en una especie de embajadora del bosque dentro de la ciudad. Todos admiraban su valentía y determinación para cumplir sus sueños sin olvidar sus orígenes.

Y aunque seguía siendo una loba en un mundo lleno de humanos, encontró su lugar gracias al amor incondicional de Valentina y al apoyo constante de su familia que siempre estuvo orgullosa de ella.

Y colorín colorado este cuento ha terminado; pero recuerda: nunca olvides quién eres ni de dónde vienes porque eso es lo que te hace único e inigualable como nuestra querida loba princesa Luna del bosque.

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