El Jardín Encantado de Mateo



Había una vez un niño llamado Mateo, que vivía en la hermosa ciudad de Buenos Aires.

Mateo era un niño muy alegre y extrovertido, siempre estaba rodeado de amigos y le encantaba jugar y explorar el mundo que lo rodeaba. Mateo asistía al colegio Reggio Amelia, un lugar mágico donde los niños aprendían a través del juego y la creatividad.

Allí, se sentía feliz y emocionado cada día al despertarse sabiendo que iba a aprender cosas nuevas junto a sus compañeros. Pero un día, algo triste sucedió en la vida de Mateo. Su mamá tuvo que marcharse por trabajo a otra ciudad durante varios meses.

Esto entristeció mucho a Mateo, ya que él estaba acostumbrado a tenerla cerca todo el tiempo. La sonrisa de Mateo desapareció poco a poco y su comportamiento cambió drásticamente. Ya no era el mismo niño lleno de alegría y energía que solía ser.

Se volvió más callado y parecía estar perdido en sus pensamientos la mayor parte del tiempo. Un día, mientras caminaba tristemente hacia su salón de clases, algo inesperado ocurrió. En el patio del colegio encontró una pequeña mariposa revoloteando entre las flores.

La mariposa era tan hermosa y colorida que capturó toda la atención de Mateo. - ¡Hola pequeña mariposa! ¿Estás perdida? -le preguntó con curiosidad. La mariposa parecía responderle con sus movimientos delicados, como si estuviera invitándolo a seguirla.

Sin dudarlo, Mateo comenzó a seguirla por todo el patio. La mariposa lo llevó hasta un rincón escondido del colegio, donde había un jardín secreto lleno de flores y árboles frutales. El jardín secretos era un lugar mágico.

Había columpios colgando de los árboles, una casita en el medio del jardín y muchas plantas y flores diferentes. Mateo se sentía como si hubiera encontrado un tesoro escondido.

A medida que pasaban los días, Mateo empezó a pasar más tiempo en el jardín secreto. Allí encontraba paz y alegría, como si la tristeza que sentía por la ausencia de su mamá desapareciera por completo. Un día, mientras jugaba en el jardín secreto, escuchó risas provenientes de la casita.

Se acercó con curiosidad y al abrir la puerta se encontró con otros niños que también habían descubierto este lugar especial. - ¡Hola! ¿Eres nuevo aquí? -preguntó uno de los niños con una sonrisa amigable. Mateo asintió tímidamente y se presentó.

Pronto, todos los niños se hicieron amigos inseparables y compartieron momentos llenos de risas y diversión en el jardín secreto. Poco a poco, Mateo volvió a ser ese niño alegre y extrovertido que solía ser.

Aunque todavía extrañaba mucho a su mamá, encontraba consuelo en sus nuevos amigos del colegio Reggio Amelia. Con el tiempo, la mamá de Mateo regresó a casa y él la recibió con una gran sonrisa.

Aunque el amor de su mamá siempre estuvo presente, Mateo aprendió que también podía encontrar alegría y felicidad en otros lugares, como en su amado colegio y en el jardín secreto.

Y así, Mateo siguió creciendo rodeado de amor y amistad, recordando siempre que la vida puede sorprendernos con momentos mágicos cuando menos lo esperamos. Y que incluso en los tiempos más difíciles, siempre habrá un lugar especial donde encontrar la verdadera felicidad.

FIN.

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